HABITANTES PELIGROSOS DEL MAR
El hombre nunca se ha librado del embrujo del mar, esa atracción casi físicamente irresistible ejercida por las aguas salobres que cubren un gran parte de nuestro planeta. La imaginación ha visto en la fealdad y tamaño de muchas de sus criaturas, monstruos terribles, fuente inagotable de aventuras soñadas.
Es indudable que las profundidades subacuáticas están pobladas por numerosas especies, algunas de ellas mal conocidas y potencialmente peligrosas para las personas, pero en proporciones tan inferiores a las que pueden "atacarnos" sobre tierra firme que la comparación parece ociosa. Ciertos animales marinos tienen una fama, a veces justificada, de cazadores de hombres. El tiburón, o mejor dicho los tiburones, ya que existen muchas especies, es uno de los ejemplos más significativos, si bien su "ferocidad" haya sido magnificada por las novelas de aventuras y los filmes de terror.
No debemos olvidar que especies minúsculas de invertebrados marinos muy sencillos en organización biológica como las medusas (tipo Cnidarios) pueden causar daños importantes en el organismo humano.
La consideración principal es que entre las criaturas que viven en el mar ninguna merece el calificativo de "monstruo" en el concepto literal del término. Asimismo aceptamos que tampoco persiguen deliberada y enconadamente al hombre, pues las tragedias que motivan son meramente accidentales, como reacciones de autodefensa o búsqueda del alimento y siempre como resultado de la invasión humana a su morada habitual.
En la actualidad esa invasión aumenta; la invención de la escafandra autónoma hace que el hombre se sumerja en lugares y hasta profundidades casi impensables. El desarrollo y el concepto del ocio activo facilitan que una gran mayoría de personas tenga acceso a la práctica de deportes acuáticos: natación, submarinismo, pesca, etc., con lo que la posibilidad de un encuentro infortunado resulta más probable.