EL CORAZÓN Y EL ESTRÉS
Cada día resulta más frecuente, sobre todo en las grandes ciudades, la interrupción brusca, fatigosa y sorpresiva del ritmo normal en la actividad incesante de alguna persona. Los síntomas experimentados pueden variar desde un dolor agudo en el pecho, hasta la sensación de semiinconsciencia acompañada de náuseas y mareos.
Generalmente las manifestaciones de esta índole aparecen tras la realización de un esfuerzo violento, de una situación tensa en la vida de los negocios, posteriormente a un disgusto, etc.
La actitud de la persona afectada varía inconscientemente en función del conocimiento, repetición de la indisposición y otros factores. Los avisados anteriormente cesan el ejercicio, se sientan inmediatamente incluso en el bordillo de una acera, en plena calle, y buscan entre sus efectos personales la salvadora "pastillita" que deslizan bajo la lengua. Unos pocos minutos y los síntomas agudos desaparecen. Todavía con el semblante pálido, el paciente reanuda despacio, casi penosamente, su actividad, aunque de forma ostensiblemente más pausada.