CAUSAS QUE PRODUCEN LA ANGINA DE PECHO
Todo esfuerzo físico o emocional que motive un aumento del trabajo cardiaco puede ser la causa de desencadenamiento. Como consecuencia del ejercicio físico, del frío o de cualquier choque emocional las demandas de oxígeno del corazón se incrementan de tal manera que pueden llegar a exceder las posibilidades de aportación de las arterias coronarias, que resultan insuficientes para satisfacerlas y puede producirse el ataque.
Por regla general se presenta durante el ejercicio, cuando la necesidad de oxígeno por parte del corazón es más alta y casi nunca tras cesar el esfuerzo, por lo que puede servir para diagnosticar otros dolores precordiales y, sobre todo, para que las personas hipocondriacas o con problemas neurovegetativos no piensen que sufren algo más grave de lo que en realidad les ocurre. Otra "prueba" casi concluyente consiste en el efecto de la nitroglicerina y sus derivados farmacológicos, que son rápidos cuando el dolor es imputable a la verdadera angina de pecho.
La enfermedad se conoce desde hace unos dos siglos y como medicación inmediata se recomienda el nitrito de amilo y las nitroglicerinas farmacológicas. Su desencadenamiento, tal como se ha descrito, es en la actualidad bien conocido y se debe a un déficit de oxígeno en el músculo cardiaco (corazón) que produce el dolor al sobrepasar la demanda de sangre arterial, el caudal que puede ser aportado por las arterias esclerosadas o "enfermas" incapaces de entregar la cantidad precisa de sangre enriquecida en oxígeno.
Para paliar con urgencia este déficit debe tratarse de "aumentar el riego" del corazón o bien reducir la demanda de oxígeno mediante el reposo. Cuando se aplican de forma combinada estas dos opciones el resultado suele ser satisfactorio a corto plazo.
El diagnóstico también debe basarse en el estudio del electrocardiograma que presentará una inversión de la onda correspondiente, permitiendo su separación del infarto de miocardio por las diferencias en la porción ST, así como por la aparición, en el último supuesto, de la onda Q, indicadora de necrosis, que no se manifiesta en la angina de pecho.