EL EJERCICIO FÍSICO Y LAS PAUTAS DE VIDA
Toda persona que haya sido víctima de una angina de pecho, diagnosticada por su médico y evidenciada en el electrocardiodrama correspondiente, previa evaluación de su capacidad de resistencia, será animada seguramente a realizar un programa personal de ejercicio físico moderado y preferiblemente al aire libre, en lugares silvestres o exentos de contaminación. Por ejemplo, el paseo por el parque, discurriendo por terreno plano en el que progresivamente han de aumentarse las distancias y la velocidad de forma que en un plazo de tres o cuatro meses el convalenciente anginoso estable sea capaz de recorrer diariamente de tres o cuatro kilómetros en media hora.
No es obligatorio, ni siquiera especialmente generalizado, que el ejercicio físico recomendado a cada paciente se fundamente en el deporte, pues cada caso
-insistimos- debe tratarse de forma individualizada, pero como norma básica el programa de ejercicio estará siempre exento de esfuerzos violentos.
Punto y aparte merece el comentario a la insana costumbre de fumar. Es obligatorio recomendar el abandono del tabaco, aunque en circunstancias excepcionales personas con el vicio muy arraigado deban ser sometidas gradualmente a una desintoxicación tabáquica, además del tratamiento específico a su problema anginoso.
Las bebidas alcohólicas pueden consumirse con moderación, pero recordando que el mayor problema deriva de la tendencia a engordar y la imposibilidad de controlar el peso corporal. Cuando una base del tratamiento consiste en reducir la sobrecarga de peso, controlar colesterina y lípidos, el alcohol actúa también como constrictor de las arterias, lo que ha de aconsejar una abstención prácticamente total.
Las pautas de trabajo para estos enfermos, como antes se ha reseñado, han de dirigirse a la mentalización del paciente, pues en la mayoría de los casos su enfermedad no les incapacita la reanudación de sus ocupaciones habituales. Es preciso convencerles que siguen siendo elementos útiles a la sociedad, si bien su reinserción laboral requiera un entrenamiento previo en centros de rehabilitación adecuados, donde se evalúe su capacidad en función de las tareas habituales y si fuere necesario preparar una readaptación laboral.
