EXPLORACIONES RADIOLÓGICAS
Radiografía de tóraxEl examen del tórax mediante las radiografías posteroanterior (PA) y de perfil, efectuadas en posición de inspiración máxima (ver imagen superior izquierda), proporciona información sobre algunas características del parénquima pulmonar, permite visualizar la silueta cardíaca y del mediastino y efectuar el análisis de la morfología de la caja torácica. La radiografía de perfil tiene interés para el estudio de zonas ciegas en la proyección PA, como el espacio retrocardíaco y los senos costofrénicos posteriores, y para la adecuada ubicación de determinadas imágenes anómalas. Se trata de una prueba sencilla, con un coste económico razonable y que produce poca irradiación. Es importante destacar que la radiografía de tórax es una técnica de imagen que no permite efectuar extrapolaciones sobre el grado de alteración de la función pulmonar, ni proporciona información sobre las características anatomopatológicas del parénquima pulmonar. La lectura radiológica debe ser cuidadosa y metódica, empezando con el análisis global de las características técnicas de la radiografía (dureza, centrado del foco de rayos, posición del paciente). La identificación de una lesión muy aparente no excusa la realización del examen sistemático, de acuerdo con el siguiente orden:
Marco óseo y de las partes blandas. Incluye los rebordes costales, el diafragma y los senos costofrénicos. Ambos diafragmas deben mostrar convexidad y altura similares (el derecho suele estar 1 cm más alto que el izquierdo). Los senos costofrénicos deben aparecer como dos ángulos muy agudos y totalmente ocupados por parénquima aireado.
Silueta cardíaca. Deben valorarse el tamaño y la forma. Se identificarán los elementos característicos de los bordes derecho e izquierdo de la silueta cardíaca descritos en la imagen superior izquierda. El borramiento de los bordes puede constituir el único indicio de anomalía en la radiografía de tórax. Es el denominado signo de la silueta, que se produce por ocupación de la luz alveolar del parénquima pulmonar colindante al corazón. Este comportamiento permite deducir las siguientes consideraciones de interés práctico (ver imagen superior derecha):
1. Una sombra que difumine una parte o todo el reborde cardíaco tiene una localización anterior y puede corresponder a una lesión situada en el lóbulo medio, la língula, los segmentos anteriores de ambos lóbulos superiores, el mediastino anterior, la porción más baja de la cisura oblicua o mayor o bien la porción anterior de la cavidad pleural.
2. Una opacidad radiológica sobrepuesta al reborde cardíaco sin difuminarlo tiene una localización posterior. Puede traducir una lesión situada en los lóbulos inferiores, el mediastino posterior o bien la porción posterior de la cavidad pleural.
3. Una opacidad radiológica que difumine el reborde derecho de la aorta ascendente tiene una localización anterior. Puede corresponder a una lesión situada en el segmento anterior del lóbulo superior derecho, el lóbulo medio, la parte derecha del mediastino anterior o la porción anterior de la cavidad pleural derecha.
4. Una sombra sobrepuesta al reborde derecho de la aorta ascendente, pero que no la difumina, es posterior y puede corresponder a una lesión localizada en el segmento apical del lóbulo inferior derecho, el segmento posterior del lóbulo superior derecho, el mediastino posterior o la porción posterior de la cavidad pleural.
5. Una opacidad que difumine el reborde del botón aórtico, que es una estructura posterior, se localiza en el segmento apicodorsal del lóbulo superior izquierdo, el mediastino posterior o la pleura contigua a aquel segmento.
6. Una sombra sobrepuesta al botón aórtico, pero que no lo difumine, es muy anterior o muy posterior y puede corresponder al segmento anterior del lóbulo inferior izquierdo, al segmento apical del lóbulo inferior izquierdo o a la porción anterior o la parte muy posterior del mediastino o de la cavidad pleural.
Mediastino e hilios pulmonares. Deben analizarse la forma y la anchura del mediastino. La existencia de prominencias, en función de su localización y características, puede sugerir diferentes enfermedades (bocio endotorácico, neoplasias). Las calcificaciones ganglionares en los hilios pueden indicar antecedentes de tuberculosis o silicosis. La presencia de adenopatías bilaterales y simétricas (en gemelos) sugiere el diagnóstico de sarcoidosis. Si las adenopatías se acompañan de imagen parenquimatosa cabe pensar en tuberculosis o bien en neoplasia.
Campos pulmonares. Su correcta interpretación requiere el estudio metódico de cada una de las zonas o regiones radiológicas siguientes: a) región apical o vértices pulmonares (situada por encima del reborde superior de las clavículas); b) regiones infraclaviculares; c) campos medios y regiones parahiliares; d) campos inferiores o basales, y e) regiones supradiafragmáticas (situadas inmediatamente por encima de las cúpulas diafragmáticas).
Sólo después de analizar cada una de las zonas señaladas se estará en condiciones de efectuar la evaluación de una imagen unilateral o bilateral que altere la densidad radiológica de los campos pulmonares o produzca una distorsión de las estructuras previamente descritas. Las alteraciones de la densidad radiológica pueden consistir en una disminución de ésta (hiperclaridades) por aumento de la relación aire/tejido o, por el contrario, en un aumento de la densidad (condensaciones) por ocupación de los espacios alveolares. Las características que pueden presentar las imágenes radiográficas anómalas se han sistematizado en una serie de patrones, definidos por FELSON.
Autor
J. Roca Torrent