SISTEMA RESPIRATORIO
Gracias al sistema respiratorio llevamos a cabo la función de la respiración, que, juntamente con la digestión y la circulación, se inserta dentro de la función general de la nutrición. En el sistema respiratorio podemos distinguir varios órganos; la laringe, la tráquea, los bronquios y los pulmones. El aire que penetra a través de las fosas nasales llega a la faringe y por medio de la laringe llega a la tráquea. De ésta pasa a los bronquios y por fin a los pulmones. La laringe es un órgano en forma de tubo de cinco a siete centímetros de largo por tres o cuatro de ancho. Está formada por varios cartílagos; el tiroides y el bocado de Adán o nuez. La laringe comunica por su parte superior con la faringe y por su parte inferior con la tráquea. En su interior hay unos repliegues en número de cuatro; dos superiores y dos inferiores llamados cuerdas vocales. Las dos inferiores pueden vibrar a nuestra voluntad por el aire que sale de los pulmones, emitiendo sonidos, que son modificados en la boca y en las fosas nasales cuando hablamos. La laringe es, en consecuencia, el aparato fonador o productor de sonidos. La tráquea es el tubo que desciende por la línea media de cavidad torácica, por delante del esófago, desde la parte inferior de la laringe, con la cual está unida, hasta su bifurcación en los bronquios. El extremo inferior de la tráquea se divide en dos ramas, los bronquios, uno derecho y otro izquierdo. Cada bronquio se dirige a un pulmón. Los bronquios son tubos cilíndricos, algo más grueso el derecho que el izquierdo, que se dividen en ramas de menor diámetro y por fin en ramas finas, los bronquiolos. La misión de los bronquios y de los bronquiolos es conducir el aire desde la tráquea hasta los alvéolos pulmonares.