REVISIONES Y CUIDADOS DESPUÉS DEL VIAJE
Con mucha frecuencia, el regreso a nuestros hogares, después de haber disfrutado de un viaje a países lejanos y exóticos, resulta más placentero que las propias experiencias adquiridas. La comodidad del entorno, la familiaridad de paisajes, enseres y personas nos hacen relajarnos y olvidar ciertas precauciones mínimas que hemos de seguir observando para mantener un perfecto estado de salud.
De análoga forma a la revisión médica que los aventureros y viajeros más avisados y expertos deben realizar, antes de iniciar su traslado a países primitivos y zonas "casi vírgenes" o inexploradas, resulta muy conveniente otro "chequeo médico", otro control sanitario una vez en casa, ya terminado el recorrido previsto. Si bien este requisito prolifáctico es recomendable en cualquier caso, parece más que evidente su utilidad cuando por las circunstancias que fueren no se hubieran recibido las vacunaciones "aconsejables". No hay que olvidar que existen contraindicaciones particulares para ciertas vacunas en determinados individuos, y aunque este importante tema haya de recibir tratamiento especifico, tampoco hemos de obviar las facilidades que personas carentes de "defensas artificiales" mediante la vacunación correspondiente, pueden tener para efectuar viajes a zonas del planeta con riesgos variables respecto a ciertas enfermedades inexistentes en sus áreas de residencia habitual.
En la exploración clínica existen una serie de datos que el viajero, a su regreso, debe facilitar al facultativo, al médico responsable de su control, para completar una ficha técnica que posteriormente tal vez resulte en el peor de los casos, un precioso auxiliar para el tratamiento de una virtual afección contraída en zonas lejanas y, por lo tanto, poco conocida en nuestro entorno habitual.
Parece obligado, no obstante, constatar la rareza de cualquier "enfermedad exótica" producida en viajeros que incluso hayan realizado aventuras muy poco "organizadas" en áreas silvestres y con pocas medidas sanitarias, pero la existencia del factor de riesgo parece suficiente para gastar algún dinero y algo de tiempo en este "seguro voluntario" de salud que, insistamos en ello, generalmente no hace más que tranquilizarnos por haber regresado con parecido estado de salud que el inicial antes de comenzar la aventura.
Los datos que hemos de facilitar al equipo responsable de la revisión son los siguientes:
- País zonas visitadas.
- Epoca de la visita.
- Duración de la estancia en cada zona y orden de las mismas.
Por ejemplo, si durante el recorrido se han sucedido estancias en diversas ciudades o territorios deben enunciarse todos y cada uno de los lugares, en el orden acaecido y con los días o semanas pasados en cada uno de ellos.
- Intervalo de tiempo transcurrido desde el regreso y la realización del control médico.
- Vacunas recibidas antes del viaje, sin hubiere lugar, fechas de vacunación, número de lotes y casa farmacéutica expedidora.
- Descripción, si fuese el caso, de cualquier síntoma sufrido en nuestro estado de salud durante el transcurso del periplo.
- Medicamentos preventivos administrados, si es que hubo alguno.
- Estado general "subjetivo" actual de nuestro organismo.
Recordemos que estos datos resultan esenciales, pues aunque "nunca pasa nada", el conocido científico francés Charmot indica que el período de incubación de una enfermedad "tropical" es muy variable de unas a otras personas y según la afección que se haya contraído: el paludismo, la salmonelosis, la shigelosis o la borreliasis tienen un período de incubación inferior a dos semanas. Sin embargo, esta "amenaza potencial" es mayor de dos meses para la "hepatitis vínca B", la tripanosomiasis genérica, la leishmaniosis visceral, las filariosis. etc., y superior a dos años en amebiasis hepáticas y ciertas formas de paludismo especiales (Plasmodium vivax).