TRATAMIENTO
Los objetivos del tratamiento de las bronquiectasias incluyen: a) el control de la infección bronquial; b) la reducción de la resistencia al flujo aéreo; c) el control de las complicaciones, y d) el tratamiento de la causa subyacente.
Antibióticos. Dado que la progresión de las bronquiectasias depende de la persistencia de la infección bacteriana bronquial, los antibióticos constituyen la base del tratamiento y deben dirigirse a los gérmenes que infectan persistentemente las secreciones bronquiales. Por ello, es útil efectuar cultivos de esputo que informen sobre el tipo de germen y su sensibilidad antibiótica. Los gérmenes más comunes son los que constituyen la flora mixta orofaríngea, aunque también son frecuentes H. influenzae, Pseudomonas aeruginosa y S. aureus. A pesar de que la erradicación completa de la infección es prácticamente imposible, es importante reducir el número de gérmenes, porque con ello se disminuye la actividad proteolítica de los neutrófilos y la lesión de la pared bronquial. La administración de antibióticos está indicada cuando se producen cambios en las características del esputo (purulencia, aumento de volumen, hemoptisis) o bien aparecen otros síntomas, como fiebre o disnea. Como tratamiento empírico, los antibióticos más frecuentemente usados son: amoxicilina (1-3 g/12 h), doxiciclina (100 mg/12 h) o trimetroprima-sulfametoxazol (2 comprimidos cada 12 h), administrados durante 10-15 días. En los casos con infección persistente por P. aeruginosa está indicada la administración de ciprofloxacino o bien la combinación de ceftazidima y tobramicina. Por lo general no están indicadas las pautas de tratamiento antibiótico profiláctico (p. ej., una semana al mes), dado que promueven la aparición de resistencias a los antibióticos, favoreciendo la infección por gérmenes más agresivos. De todos modos, algunos pacientes con episodios de empeoramiento muy frecuentes sí pueden beneficiarse de tratamiento antibiótico continuo, presentando menos exacerbaciones y requiriendo menos ingresos hospitalarios.
Broncodilatadores. Los fármacos broncodilatadores deben administrarse en los casos en que se objetive obstrucción al flujo aéreo. La pauta de tratamiento es similar a la indicada en la EPOC (véase antes) y se inicia con bromuro de ipratropio y un agonista b2, administrados por vía inhalatoria.
Fisioterapia. Las medidas de fisioterapia resultan útiles dado que facilitan la eliminación de secreciones y el aclaramiento mucociliar. Las medidas más frecuentemente empleadas incluyen drenaje postural, maniobras de espiración forzada y tos voluntaria. Las maniobras de vibración o de percusión sobre el tórax no tienen mayor eficacia que las indicadas anteriormente.
Cirugía. Las indicaciones de la cirugía resectiva pulmonar en el tratamiento de las bronquiectasias son muy restringidas. La resección pulmonar está indicada en los casos de bronquiectasias focales con episodios de infección muy frecuentes que no son controlados con tratamiento médico. La resección pulmonar también puede estar indicada en los casos de hemoptisis masiva que entrañe riesgo para la vida del paciente.
De todos modos, las nuevas técnicas de embolización terapéutica de las arterias bronquiales permiten un óptimo control de las hemoptisis persistentes, por lo que la indicación de resección pulmonar es cada vez más restringida.
Trasplante pulmonar. Se ha efectuado trasplante pulmonar bilateral con éxito en pacientes afectados de bronquiectasias, habitualmente causadas por fibrosis quística, aunque la repercusión a largo plazo de este tratamiento todavía se desconoce. El trasplante pulmonar puede estar indicado en los individuos jóvenes con insuficiencia respiratoria establecida, en los que se haya observado empeoramiento funcional progresivo y se considere que las posibilidades de supervivencia a corto plazo sean escasas.