EXPLORACIÓN FÍSICA
Exploración generalLa exploración física general debe practicarse de forma sistemática en cualquier paciente, respiratorio o no. Sin embargo, por su especial relevancia en el campo de las enfermedades respiratorias, la exploración cardiovascular del paciente neumópata debe ser particularmente cuidadosa. De esta forma se facilita la diferenciación del origen cardiovascular o respiratorio de uno de los síntomas respiratorios más frecuentes: la disnea. Por otra parte, como se ha comentado previamente, es obligada la búsqueda de otros signos y síntomas generales (adenopatías, visceromegalias, etc.).
Exploración del aparato respiratorioEn la imagen superior se resumen los datos más frecuentes en la exploración física respiratoria de pacientes con enfermedades respiratorias diversas de presentación clínica frecuente. La exploración física respiratoria, al igual que en los restantes sistemas orgánicos, puede subdividirse en varias partes.
Inspección. Puede ser muy útil en este contexto. Así, los extremos distales de las falanges del paciente teñidas de amarillo traducen su hábito tabáquico. El antecedente de somnolencia excesiva puede sugerir el diagnóstico de SAOS. La presencia de cianosis sugiere un intercambio gaseoso pulmonar ineficaz. Es útil asimismo investigar la posible existencia de anomalías esqueléticas (cifoscoliosis, tórax en quilla o tórax en embudo) o hiperinsuflación pulmonar (tórax enfisematoso o en tonel), que pueden proporcionar pistas importantes sobre la enfermedad del paciente. Debe observarse al paciente en busca de circulación colateral y/o edema en esclavina, indicativos del síndrome de la vena cava superior. El hallazgo de acropaquía sugiere la presencia de fibrosis pulmonar, neoplasia o bronquiectasias. Algunos enfermos pueden presentar asterixis o flapping tremor, indicativo de retención aguda de anhídrido carbónico. Si ésta es muy intensa, pueden producirse alteraciones de la conciencia e, incluso, coma hipercápnico.
Palpación. La palpación del tórax puede demostrar la existencia de frémito (transmisión de las vibraciones vocales) conservado, disminuido o aumentado. En la imagen superior se resume su valoración en diferentes entidades clínicas.
Percusión. La percusión torácica normal produce un ruido claro, indicativo de la presencia de aire en el interior del tórax. Un aumento excesivo (timpanismo) o una disminución (matidez) son anormales. En la imagen superior se resume su estado en diversas enfermedades respiratorias frecuentes.
Auscultación. La correcta auscultación respiratoria proporciona signos diagnósticos de gran valor práctico. La auscultación respiratoria normal debe poner de manifiesto la presencia de un murmullo vesicular suave y homogéneo. En diversas enfermedades respiratorias puede auscultarse una serie de ruidos adventicios junto al murmullo vesicular normal (o en sustitución de éste). Los más importantes, clasificados en función de su lugar de origen, son los siguientes:
Ruidos originados en la vía aérea superior. La vía aérea superior, es decir, la vía situada por encima del ángulo de Louis (manubrio esternal) puede producir un ruido rudo inspiratorio y/o espiratorio, debido a su compresión y/o estenosis (estridor). Las causas más frecuentes de estridor son las enfermedades de las cuerdas vocales, las estenosis traqueales postintubación y el bocio endotorácico.
Ruidos originados en las vías aéreas bajas. Los roncus son ruidos respiratorios groseros, indicativos de la existencia de secreción mucosa o mucopurulenta en la vía aérea de gran calibre. Típicamente se modifican con la tos. Aparecen en la broncopatía crónica y la neumonía. Las sibilancias son ruidos inspiratorios o espiratorios de tonalidad elevada, que traducen una estenosis del árbol bronquial. Pueden ser generalizadas o localizadas. El asma bronquial aguda es un ejemplo de enfermedad caracterizada por la presencia de sibilancias generalizadas, y la neoplasia broncopulmonar con compresión bronquial, por la existencia de sibilancias localizadas.
Ruidos originados en el parénquima pulmonar. Los estertores son ruidos respiratorios adventicios originados en el parénquima pulmonar; es decir, en los sacos alveolares. Se diferencian dos tipos: secos y húmedos. Los estertores secos corresponden a un ruido tipo Velcro, que se origina como consecuencia del depósito del colágeno y de la presencia de inflamación en los alveolos (alveolitis). Son característicos de las enfermedades intersticiales difusas del pulmón (fibrosis pulmonar, sarcoidosis). Los estertores húmedos también se originan en los sacos alveolares, pero se caracterizan por su tonalidad más grave, indicativa de la existencia de líquido alveolar. Este líquido puede ser pus (neumonía), sangre (hemorragia pulmonar) o agua (edema alveolar cardiogénico, distrés respiratorio del adulto). El soplo tubárico corresponde al ruido respiratorio adventicio que se produce cuando el aire circula a través de las vías aéreas bronquiales rodeadas de parénquima pulmonar hepatizado. Es característico de las neumonías.
Ruidos originados en la pleura. La pleura también puede ser origen de ruidos respiratorios adventicios. Los más importantes son el roce pleural y el soplo pleural. El roce pleural corresponde al ruido producido por el contacto de las dos hojas pleurales (visceral y parietal) inflamadas. Puede auscultarse en caso de pleuritis no acompañadas de derrame pleural. El soplo pleural aparece cuando existe líquido entre las dos superficies pleurales (parietal y visceral); en este caso, desaparece el ruido de roce pleural, que es sustituido por un ruido espiratorio en “E”, que indica la presencia de líquido entre las dos hojas pleurales.