EDEMA PULMONAR CARDIOGÉNICO
Esta forma de edema pulmonar puede ser secundaria a infarto agudo de miocardio o a insuficiencia cardíaca izquierda de cualquier origen (crisis hipertensiva, arritmias cardíacas) o presentarse en cardiopatías crónicas o valvulares (estenosis mitral) descompensadas (por aumento de la presión arterial, arritmias, hipoxemia). Dentro de este apartado debe también incluirse el edema pulmonar por sobrecarga líquida (o síndrome de congestión venosa) que se produce en pacientes que reciben, por necesidades terapéuticas, aporte masivo de líquidos, cristaloides o sangre, sobre todo si el funcionalismo renal se halla alterado. Puede presentarse en pacientes con traumatismos graves o con hemopatías malignas sometidos a pautas poliquimioterápicas. Por último, se han descrito otras formas de edema: por obstrucción grave y brusca de la vía respiratoria principal o tras el drenaje súbito y masivo de un neumotórax.
El tratamiento de la insuficiencia respiratoria asociada a edema pulmonar cardiogénico se relaciona con la problemática cardiológica. La oxigenoterapia de flujo bajo, con lentillas nasales o mascarilla con reservorio, será suficiente, siempre que el paciente no presente problemas respiratorios asociados, con retención de CO2 o sin ella, en cuyo caso la administración de O2 debe realizarse de acuerdo con las mismas normas aplicadas a los pacientes con problemas respiratorios crónicos que padecen insuficiencia respiratoria hipercápnica. El empleo de presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) como último recurso antes de instaurar la ventilación mecánica, puede ser una alternativa terapéutica eficaz en estos pacientes.
La aplicación de PEEP, técnica que evita que la presión de las vías respiratorias caiga a cero al final de la espiración al crear una presión positiva, ayuda a elevar significativamente la PaO2 y facilita el empleo de FiO2 menos elevadas. La PEEP aumenta la capacidad residual funcional al favorecer la apertura de los alveolos y las vías respiratorias colapsadas, y disminuye el volumen de cierre; sin embargo, puede reducir críticamente el gasto cardíaco y, en consecuencia, limitar el aporte de O2 a los tejidos. Por ello, el objetivo prioritario del tratamiento general de estos pacientes es el mantenimiento de condiciones hemodinámicas estables (es decir, gasto cardíaco normal) y de valores adecuados de contenido arterial de O2 (evitando cifras de hemoglobina reducidas). El aporte de líquidos será siempre restringido.