NIVELES DE PREVENCIÓN
Cualquier enfermedad o situación mórbida es el resultado de un proceso dinámico. Los agentes causales o factores de riesgo presentes en el medio ambiente interaccionan con el huésped (cuya mayor o menor susceptibilidad a la enfermedad está condicionada en gran medida por su carga genética) dando lugar a la enfermedad. En ausencia de tratamiento, ésta sigue su curso, el cual puede llevar a la curación, a la cronicidad, a la invalidez o a la muerte. Con tratamiento, si es efectivo, el curso se modifica favorablemente hacia la curación. La enfermedad no es pues estática, sino dinámica y sigue un curso o historia natural.
En medicina preventiva es importante atender a la historia natural de la enfermedad. En ella cabe distinguir tres períodos:
1. El período prepatogénico o de susceptibilidad se caracteriza porque están presentes los factores que favorecen o determinan el desarrollo de la enfermedad. Estos factores pueden ser ambientales (agentes de naturaleza infecciosa, física, química, etc.), conductuales (dieta inadecuada, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, uso de drogas) o endógenos (sexo, edad, predisposición familiar). Algunos de estos factores son necesarios (pero no suficientes) para que se produzca la enfermedad. El ejemplo más claro es el de los agentes causantes de enfermedades infecciosas. Otras veces, el factor no es absolutamente necesario para que se desarrolle la enfermedad, la cual puede ocurrir en su ausencia, pero su presencia se asocia a una probabilidad incrementadade aparición de la afección. Éste es el caso de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas (hipertensión, tabaquismo, hipercolesterolemia, obesidad, etc.). Los factores de riesgo pueden ser inmutables o susceptibles de cambio. La edad, el sexo y la historia familiar son factores inmutables que no pueden ser modificados, pero ayudan a identificar a los grupos de individuos que requieren mayor vigilancia y supervisión. Otros factores, por el contrario, son susceptibles de modificación. Por ejemplo, el tabaquismo puede ser eliminado, y la hipertensión, controlada con un buen tratamiento.
En la mayoría de las enfermedades, la interacción de todos estos factores con el huésped acaba desencadenando el estímulo productor de la enfermedad (comienzo biológico), momento en que se inicia el período patogénico.
2. El período patogénico tiene dos estadios: el presintomático y el de enfermedad clínica. Durante el período presintomático no hay signos clínicos de la enfermedad, pero, como consecuencia del estímulo causal citado, ya se ha producido el comienzo biológico y se han iniciado los cambios anatomopatológicos responsables de la enfermedad (p. ej., arteriosclerosis, alteraciones premalignas). En el estadio clínico los cambios en los órganos y tejidos son ya suficientemente importantes para que aparezcan signos y síntomas de la enfermedad en el paciente. 3. El último período de la historia natural de la enfermedad refleja el resultado del proceso: muerte, incapacidad, estado crónico o recuperación de la salud. Las actividades preventivas se clasifican en dos niveles: prevención primaria y secundaria.
La prevención primaria tiene por objeto disminuir la probabilidad de que aparezcan las enfermedades. Desde un punto de vista epidemiológico pretende reducir su incidencia. Las medidas de prevención primaria actúan en el período prepatogénico de la historia natural de la enfermedad, antes del comienzo biológico, es decir, antes de que la interacción de los agentes y/o factores de riesgo con el huésped determine la producción del estímulo causante de la enfermedad.
Hoy en día suelen distinguirse dos tipos de actividades de prevención primaria: las de protección de la salud, que se ejercen sobre el medio ambiente, y las de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, que se llevan a cabo sobre las personas (educación sanitaria, inmunizaciones preventivas, quimioprofilaxis y quimioprevención).
La prevención secundaria actúa sólo cuando la primaria no ha existido o, si ha existido, ha fracasado.
Una vez que ha aparecido y actuado el estímulo causante de la enfermedad, la única posibilidad preventiva es la interrupción de su progresión mediante el tratamiento precoz y oportuno, en la etapa presintomática, lo cual en algunos casos mejora el pronóstico de la afección en comparación con el tratamiento efectuado después de diagnóstico habitual. Mediante la aplicación de procedimientos de selección a personas sanas (cribados) es posible la detección precoz de algunas enfermedades crónicas en la etapa presintomática y, una vez establecido el diagnóstico, la instauración del tratamiento precoz.
Métodos de prevención en el ámbito clínico