ELECTROCARDIOGRAFÍA
El electrocardiograma (ECG) es un registro lineal de la actividad eléctrica del corazón que se va sucediendo en el tiempo (ver imagen superior). Por cada ciclo cardíaco se registran sucesivamente la curva de despolarización auricular (asa de P), que en la curva del ECG se conoce como onda P, la curva de despolarización ventricular (asa de QRS), que en la curva del ECG origina el complejo QRS, y la curva de repolarización ventricular (asa de T), que da lugar a la onda T. Según la frecuencia cardíaca, el intervalo entre las ondas de un ciclo y otro es variable. Normalmente se registran estas diferentes ondas desde distintos puntos (derivaciones).
Valor y limitaciones de la electrocardiografíaEl ECG es fundamental para el estudio de los pacientes con arritmias cardíacas, trastornos de la conducción, síndrome de preexcitación y pacientes con cardiopatía isquémica. En general es útil para el diagnóstico y el estudio evolutivo de la mayoría de las cardiopatías, de otras enfermedades y situaciones diversas y en estudios epidemiológicos.
A pesar de su inestimable valor en el diagnóstico de algunas cardiopatías, la electrocardiografía puede ser un arma más peligrosa que eficaz si nos confiamos en exceso ante un ECG aparentemente normal o valoramos en demasía un ECG patológico. Es aún frecuente que, escudándose en el poder “mágico” del ECG, el médico que se encuentra ante un paciente que presenta crisis de dolor precordial de origen dudoso sentencie: “Hay que practicar un ECG para salir de dudas”. Es necesario recordar que un elevado porcentaje de pacientes afectos de cardiopatía isquémica presentan un ECG normal de reposo e incluso de esfuerzo y, asimismo, con alguna frecuencia el ECG se normaliza después de un infarto de miocardio. Es obligado, pues, interpretar el ECG teniendo en cuenta el contexto clínico en el que se obtiene.
De lo dicho se infiere que un ECG normal no constituye ningún “seguro de vida” y, en realidad, no excluye una muerte cardíaca por causa eléctrica (debida a fibrilación ventricular o bradiarritmia) ni siquiera en el mismo día de haber tomado el registro normal, aunque, evidentemente, si no existe cardiopatía clínica, las posibilidades de que esto ocurra son muy remotas.
Por otra parte, el ECG puede mostrar variantes de la normalidad en relación con el hábito constitucional, malformaciones torácicas, raza y sexo, o presentar alteraciones fugaces debidas a múltiples causas (hiperventilación, hipotermia, ingestión de glucosa o alcohol, alteraciones iónicas, acción de determinados fármacos, etc.).
Es necesario, pues, no perder de vista el gran valor que tiene la clínica, ya que en función de ésta se han de interpretar los ECG.
Autor
A. Bayés de Luna