CUESTIONES DE PROCEDIMIENTO
Sería ingenuo pensar que con un sistema de principios, sea éste el que fuere, se pueden solucionar a priori todos los problemas morales. Los principios han de ser por definición generales, y los conflictos éticos son concretos, particulares. Esto hace que siempre se haya considerado necesario establecer en el proceso de razonamiento ético un segundo momento, distinto del de los puros principios. Si éste es racional y a priori, el momento de particularidad se caracteriza por ser experiencial y a posteriori. Siempre ha habido que admitir ese segundo momento, que Aristóteles denominó phrónesis, prudencia, y que se caracteriza por tener en cuenta las consecuencias del acto o de la decisión. Por esto cabe decir que el razonamiento moral consta de dos pasos, uno principialista, deontológico y a priori, y otro consecuencialista, teleológico y a posteriori. El primero sirve para establecer las "normas", y el segundo las "excepciones" a la norma.
Un buen ejemplo de esto lo tenemos en el tema de la mentira. En principio siempre hay que decir la verdad, pues de no hacerlo así estaríamos incumpliendo la norma de tratar a todos con igual consideración y respeto y, por tanto, estaríamos obrando injusta y maleficentemente. A pesar de ello, todos somos conscientes de que no siempre podemos decir la verdad. Hay circunstancias que nos obligan a no decir todala verdad y, a veces, hasta a mentir. Éste es el caso de la clásicamente conocida como "mentira piadosa". La mentira piadosa no puede justificarse más que como una "excepción" a la norma, impuesta por las circunstancias. Creemos que en esa situación concreta los males que seguirían al decir la verdad son tales que se impone hacer una excepción. La excepción la justificamos en el mismo principio de siempre, el de que todos los hombres merecen igual consideración y respeto. Lo que sucede es que en esa situación concreta pensamos que el decir la verdad no es tratar a esa persona con consideración y respeto y que, por lo tanto, el principio general de la moralidad nos permite saltar por encima de la norma, que en ese caso no es adecuada o correcta.
Este momento tiene una enorme importancia en bioética. No en vano ésta es una disciplina nacida para resolver situaciones particulares y, por tanto, con vocación de convertirse en un procedimiento de toma de decisiones. Por todo lo ya dicho, este procedimiento debe constar de varios pasos