EL ADULTO
El organismo, para mantenerse vivo y poder realizar todas sus funciones vitales, consume energía; este consumo energético es conocido como "gasto energético".
Para medir la energía que aporta un alimento o el que se gasta en realizar un ejercicio físico, utilizamos como unidad la caloría.
Se define como caloría el calor necesario para elevar la temperatura de 1 gramo de agua a 1 grado centígrado. Como la caloría es una unidad muy pequeña habitualmente se usa la kilocaloría (1000 calorías).
Como hemos dicho, el gasto energético es la energía consumida por un individuo para realizar todas sus funciones vitales: respirar, caminar, corre, realizar un ejercicio... Este gasto energético es la suma de varios factores y depende de: el metabolismo basal; la termogénesis y la actividad física.
El metabolismo basal es la energía necesaria para mantener las estructuras corporales y para llevar a cabo las funciones vitales básicas, es decir, aquellas que el individuo realiza de una manera involuntaria, independientemente del ejercicio que esté haciendo, y que continúan cuando permanece en reposo o está durmiendo. Nos referimos a funciones tales como respirar, hacer la digestión o bombear la sangre por el corazón.
En términos generales podemos decir que un individuo adulto y sano necesita para mantener su metabolismo basal 24 kcal por kg. de peso y por día.
Las necesidades energéticas, además de por la edad, el sexo, la talla o el peso, varían en relación al estado de salud o de enfermedad. En este caso se pueden multiplicar por unos factores de conversión que serán distintos en caso de fiebre, de tener que guardar cama o no, de haber sido intervenido quirúrgicamente, etc. Sea como fuere, en caso de enfermedad, el metabolismo basal siempre aumenta.
Cuando nos referimos a la termogénesis, estamos hablando de la aporte de energía que consumimos para mantener la temperatura corporal (alrededor de los 36,5º), tanto cuando el ambiente es frío como cuando hace calor. En el primer caso se producirá calor, mediante el escalofrío, en el segundo caso se perderá calor mediante la transpiración y el sudor.
La energía consumida o utilizada para realizar una actividad física deberá sumarse a los dos aspectos anteriores. Cualquier actividad que realizamos comporta un gasto de energía de mayor o menor cuantía, dependiendo de la naturaleza y de la duración de dicha actividad.
La fuente de energía que nos permite obtener las calorías necesarias, tanto para la supervivencia como para desarrollar cualquier tipo de actividad, se obtiene de los alimentos que consumimos en la dieta. Se llaman nutrientes energéticos aquellos que nos proporcionan energía y estos son los hidratos de carbono (azúcares); los lípidos (grasas) y las proteínas.