ROZADURAS Y AMPOLLAS
Un problema muy frecuente y que preocupa mucho a toda persona en convivencia con la naturaleza, sobre todo a los que practican montañismo y acampada, es la formación de "ampollas" en los pies.
Se han dado consejos prácticos para evitar su formación en renglones anteriores, y creo oportuno recordar que la elección de un buen calzado adecuado de la medida apropiada y utilizado varias veces antes para su acoplamiento al pie son de importancia suma, asimismo, el uso de dos pares de calcetines, uno primero de algodón fino y otro de lana gruesa, protegerán al pie lo suficiente para evitar una fricción de la piel. Pero si esto ocurriera, al sentir una ligera molestia, lo primero que se debe hacer es detenerse, quitarse bota y calcetines y ver la zona lesionada.
Nos encontraremos lo más seguro con una zona enrojecida e inflamada y dolorosa al tacto.
Su tratamiento consiste en cubrirla con un esparadrapo aplicado directamente a la piel. No se deben usar nunca gasas o cualquier otro material porque lo que tratamos de evitar es la "fricción" del calzado con la piel, y cualquier apósito que se use puede aumentar el roce o frotamiento, aumentando la lesión.
Si se aplica una "tirita" debe ser quitada la gasa que tiene y aplicar sólo la sección adherente, que cubrirá perfectamente la zona irritada si hemos sabido escoger el tamaño apropiado. Debemos tener siempre en cuenta que la zona a cubrir ha de ser mayor que la zona lesionada.
Puede suceder que al no cubrir en su debido momento la fricción, surja una ampolla de variables características en su tamaño.
Hay encontrados pareceres en cuanto a su tratamiento, pero en mi experiencia creo el más conveniente realizar su punción para extraer el líquido que la llena y adelantar con ello su cicatrización y cura.
¿De qué forma debemos proceder?
Ante todo debemos seguir la siguiente pauta:
a) El pie debe lavarse con abundante agua y jabón o detergente en su defecto. Se secará minuciosamente y dejaremos si es posible que se seque al sol.
b) Se procederá a aplicar un desinfectante en la zona inflamada y enrojecida. Desinfectante del tipo de Mercromina o Mertiolate que no debe de faltar en ningún botiquín de acampada.
c) Se procede a puncionar por la parte de máximo declive, estando la persona de pie, facilitando de esta manera su mejor desagüe. Previamente habremos calentado al rojo vivo una aguja o imperdible del botiquín, con la cual procederemos a puncionar la ampolla en el sitio indicado.
d) Se desinfectará de nuevo la zona con el desinfectante y se aplicará una gasa estéril que se cubrirá posteriormente con un vendaje compresivo.
e) A las cuarenta y ocho horas se procederá a levantar la cura y lo más probable es que la ampolla haya desaparecido al encontrarse la piel adherida al plano subyacente. De todas formas es conveniente, aun encontrándose la ampolla prácticamente curada, continuar con una protección suave durante otras cuarenta y ocho horas y al mismo tiempo mantener una higiene de la zona lo más exquisita posible.