REANIMACIÓN DEL AHOGADO
Con el solo concurso de la boca y las manos, auténticos dones del cielo, podemos tener los instrumentos necesarios para salvar la vida de una persona ahogada que precisa la aplicación de técnicas de salvamento.
Ante todo hay que controlar siempre los impulsos emocionales para no dejarse llevar por los nervios, que pueden desatarse en situaciones de emergencia.
Esos instintos caritativos pueden inducirnos a realizar acciones para las que no estamos preparados ni técnica ni físicamente, con lo cual en vez de un accidentado puede ocurrir que haya dos si el incidente se produce lejos de la orilla y nuestras fuerzas no van a responder.
Es mejor que si el accidente lo presencian varias personas, las mas fuertes acudan a por la victima y las mas expertas en socorrismo esperen en la orilla reservando sus fuerzas para la posterior aplicación de los primeros auxilios.
El método de "boca a boca" debe practicarse lo antes posible, incluso en el curso del traslado a la orilla, aunque sea difícil dentro del agua, pero indudablemente imprescindible, si el traslado se realiza por medio de una embarcación.
Se ha discutido, y no sin razón, si el "vaciar" los pulmones de un ahogado es útil y urgente o no. No cabe duda que en el ahogado de agua dulce la menor presión osmótica del agua y su consiguiente paso rápido al torrente circulatorio hacen inútil esta maniobra, por lo cual se debe comenzar rápidamente con el "boca a boca y masaje cardiaco" en el ahogado inconsciente.
Por el contrario, en el ahogado de agua salada el "vaciado pulmonar" ha de ser rápido.
Es muy importante recordar que en ningún caso debe retrasarse la reanimación del ahogado en beneficio de su evacuación pulmonar, aun en los casos de aguas contaminadas. Dado el grave peligro de las lesiones cerebrales en los ahogados, por falta de oxigeno en el cerebro, la ventilación pulmonar "boca a boca" en un primer instante debe primar sobre cualquier otro tratamiento pulmonar o gástrico de la victima.