¿QUE ALTERACIONES NOS TRAE LA ALTURA?
Entre las alteraciones que nos trae el ascender a alturas superiores a los 2.000 metros, podemos diferenciar dos tipos:
a) Trastornos respiratorios menores o "mal de altura".
b) Trastornos cardiorrespiratorios graves, como el edema agudo de pulmón.
Cuando nos encontramos a cierta altura, después de algunas horas de permanencia, las alteraciones comienzan por cierta euforia y fase de excitación, para posteriormente dar paso a cierta apatía y angustia.
Se suelen presentar cefaleas (dolor de cabeza), insomnio, falta de apetito, náuseas, etc., son síntomas benignos y transitorios y que generalmente desaparecen con el reposo o bien si al cabo de unas horas se desciende a altitudes inferiores. También suelen desaparecer después de algunos días de adaptación a la altura.
Factores importantes
Estos síntomas pueden agravarse dependiendo siempre de los siguientes factores:
La altitud. Los primeros síntomas aparecen a partir de los 2.000 metros, siendo más frecuente cuando la ascensión ha sido muy rápida; siempre aparecen cuando sujetos no adaptados y de vida sedentaria ascienden a alturas superiores a los 3.000 metros. Es indudable que la gravedad de la sintomatología va en función de la rapidez en la ascensión y de una insuficiente preparación.
Como prevención general para evitar síntomas muy molestos, como el meteorismo (gases en aparato digestivo) o cólicos aerogástricos, debemos evitar las ascensiones rápidas, las bebidas gaseosas y las comidas a base de féculas (judías, garbanzos, coles de bruselas, repollo, coliflor...) los días anteriores a la ascensión.
La edad. Es curioso que los jóvenes, y más los niños, sean los más susceptibles al mal de altura; sus quimiorreceptores respiratorios se adaptan más lentamente que los adultos.
El ejercicio físico, como sabemos, aumenta el consumo de oxígeno, con lo cual en una zona donde la baja presión atmosférica y la baja tensión de oxígeno alteran el normal aporte a la sangre y pulmones, va a motivar una hipoxia más grave cuanto mayor sea el esfuerzo.
Es un mito creer que todas nuestras fatigas de la vida cotidiana desaparecen cuando ascendemos a las grandes alturas, Io normal es que ocurra todo lo contrario, y sólo cuando llevemos unos días y nos encontramos adaptados, podremos conseguir ese placer.
Trastornos cardiorrespiratorios graves por la altura
El principal y más importante es el edema agudo de pulmón, que suele aparecer en cualquier persona joven o adulto e incluso niño sin ninguna enfermedad cardiorrespiratoria declarada que se encuentra a una altitud superior a los 3.500 metros sin el debido habituamiento, siendo más frecuente en altitudes inferiores cuando nos alejamos del Ecuardor, la presión atmosférica varía no sólo con la altitud, sino también en función de la latitud.
Son factores desencadenantes la ascensión rápida y el ejercicio físico intenso.
Generalmente se presenta a las veinticuatro o treinta y seis horas después de la llegada a estas alturas y comienza por un aumento del número de respiraciones. Se instaura tos seca en un comienzo, para posteriormente acompañarse de expectoración rosada y espumosa, para dar lugar ocasionalmente a expectoraciones sanguinolentas.
Suele presentarse a las pocas horas cianosis (color azulado de labios, uñas y pies), aumento de los latidos cardiacos (taquicardia) y dificultad respiratoria (disnea).
Como enfermedad no infecciosa no suele haber temperatura elevada, sino sólo ligera destemplanza (37,5º).
En ausencia de tratamiento oportuno, el edema agudo puede evolucionar hacia la muerte en pocas horas o cuando el tratamiento es correcto a la curación absoluta sin secuelas.
Tratamiento "in situ"
Ante todo, prohibir todo esfuerzo físico, con reposo absoluto en cama.
Oxigenoterapia por mascarilla lo antes posible y descenso inmediatamente del enfermo a una altura inferior. En cuanto el enfermo se encuentre en mejor estado, que suele ocurrir a las pocas horas, traslado inmediatamente al centro médico más cercano.
