PLANIFICACIÓN DE LA VACUNACIÓN
La aplicación de la vacuna puede hacerse en función del fin que se persiga por cada nación, región o zona epidémica; así, puede intentarse una reducción de la mortalidad y de las formas graves, puede desearse mediante su aplicación ahorrar perdidas de jornadas laborales o incluso reducir la extensión de la epidemia.
En el Japón, para atajar las epidemias, se piensa que lo mejor es vacunar a los niños de edad escolar, por creer que son ellos los principales propagadores de la enfermedad, carecen de experiencia inmunologica (no han tenido contacto con la gripe años antes y carecen de defensas contra ella), por lo cual, aunque la padezcan generalmente de forma benigna, son muy proclives a su contagio. Se transmite con facilidad el virus en la escuela y lo llevan después a sus casas, donde normalmente lo transmiten a los demás miembros de la familia.
Otra manera de enfocar el problema de la vacunación masiva sería el proteger a los grupos de trabajadores, con el fin de evitar las epidemias en los centros de trabajo y de esta forma limitar las pérdidas económicas que supone la falta al puesto laboral.
En Europa el criterio más común es el de vacunas de forma masiva a los grupos de más alto riesgo y de evolución grave, por ser los que mas lo necesitan. El alto costo de la producción de la vacuna, y la no aceptación de todo el público a su aplicación, hacen que solo los que están expuestos a alto riesgo sean vacunados.
En España la Seguridad Social vacuna a todo el asegurado que así lo desee. El incremento de vacunados cada año hace pensar que el pueblo español ha asimilado la idea de los beneficios inherentes a la aplicación de esta medida preventiva.