INTERVENCIÓN RÁPIDA
Dada la gravedad que representa la acción de las neurotoxinas (venenos que afectan el sistema nervioso de la víctima), presentes en la mayoría de los venenos inoculados por las distintas especies peligrosas, la rapidez en la intervención resulta capital en dos sentidos; en primer lugar, "descargar la zona mordida y emponzoñada" de la mayor cantidad de tóxico posible, evitando su progresión en el torrente circulatorio mediante una sangría localizada y eficiente. La acción más eficaz es la inyección inmediata del suero antiofidios (mejor si es el específico), que neutraliza, en cualquier caso, el efecto más letal de las neurotoxinas, siempre que se administre a tiempo, antes de media hora, para impedir el establecimiento de la sintomatología nerviosa con la gravedad del cuadro ya conocido.
Cuando el tratamiento es inmediato (de ahí la importancia de llevar suero en ciertas expediciones) las alteraciones o inhibiciones funcionales provocadas no llegan a convertirse en lesiones orgánicas irreversibles del tejido nervioso y la mortalidad puede reducirse hasta una cuarta parte de la previsible, cuando no se dispone del suero antiofidios.
La administración de suero "antiveneno" en dosis suficientes antes de las tres horas de ocurrida la mordedura, en especies menos "fulminantemente letales", puede asegurar un pronóstico favorable y en muchas ocasiones evitar la muerte del herido.