FRECUENCIA Y PROBABILIDAD DE LAS MORDEDURAS DE SERPIENTES VENENOSAS
El alto índice de riesgo que supone una mordedura ponzoñosa bien justifica los esfuerzos científicos, biológicos y médicos empeñados en desentrañar los mecanismos de actividad de los tóxicos y fabricar los sueros más efectivos. Sin embargo, afortunadamente, es altamente improbable "sufrir un desagradable encuentro", siempre que queramos evitarlo; claro que lo peligroso del mismo, si éste se produce,
requiere un entrenamiento bien adecuado para la utilización de los sueros, manejo del botiquín, etc.
Las personas más expuestas a sufrir heridas de este tipo son los herpetólogos, especialistas en serpientes, conservadores de zoológicos y terrarios, "encantadores" que manejen animales dotados de sus colmillos y sobre todo de sus glándulas venenosas, cazadores de animales vivos, etc. La tristemente famosa culebra arborícola del Cabo Dispholidus typus, opistoglifa y por tanto considerada no "peligrosa", causó la muerte del eminente científico americano doctor Schmid, que fue mordido repetidamente mientras manejaba uno de estos ejemplares.
La culebra bastarda Malpolon monspessulanus, común en España, es inofensiva, a pesar de su temperamento agresivo, siempre que no se pretenda manejarla o sujetarla de forma inadecuada o distraída, pues "en la mano" puede producir lesiones que degeneran en molestias muy dolorosas, aunque no se hayan registrado casos de muerte en personas sanas y normalmente constituidas.