FIEBRE TIFOIDEA
Esta enfermedad, que corre paralela con el "estado insalubre" de las aguas que se consumen, está producida por Salmonella tiphi y se caracteriza en los pacientes afectados por un cuadro complejo que incluye: fiebre continua, sarpullido generalizado por todo el cuerpo y diarrea de características diferentes a las producidas en el paciente de cólera. Las heces "tíficas" suelen ser de color "verde guisante" y menos frecuentes que las anteriormente descritas.
La transmisión es efectuada a través de la orina y deposiciones de los contagiados, pero lo "complicado" de la enfermedad respecto a su erradicación reside en la existencia de personas "portadoras", aparentemente sanas, que, sin embargo, pueden diseminar la "fiebre tifoidea" por contagio directo e indirecto.
Podemos contraer esta afección a través del agua contaminada, la leche, los mariscos e indirectamente a través de las moscas y otros insectos afines. Las grandes catástrofes: incendios urbanos, terremotos e inundaciones que asolan ciudades enteras favorecen la aparición de brotes tifoideos debido a la necesidad de la población de residir hacinada en alojamientos carentes de las mínimas condiciones higiénicas.
La enfermedad es contagiosa desde su aparición en el individuo hasta pasados bastantes días de su aparente curación. Médicamente no decimos que el enfermo se encuentra sano, personal y socialmente, hasta que practicados varios análisis distanciados el tiempo preciso, todos y cada uno de ellos resultan negativos.
Pasada la enfermedad, el paciente suele quedar inmunizado "de por vida", pues resulta sumamente infrecuente y dudoso volver a contraer idéntica afección. Como apuntamos anteriormente existen individuos portadores "permanentes" del "bacilo" que no muestran síntoma alguno de la enfermedad, si bien pueden transmitirla. Estas personas resultan especialmente "propagadoras" cuando trabajan en industrias alimentarias, o manipulan alimentos: restaurantes, cadenas de abastecimiento de líneas aéreas, ferrocarriles y fábricas.
La fiebre tifoidea tiene difusión universal y puede contraerla cualquier persona independientemente de su edad, sexo, raza, ambiente y situación geográfica y social, aunque predomine en zonas rurales y grandes urbes donde no se cumplen los reglamentos sanitarios precisos respecto al tratamiento de aguas residuales, potabilización biológica del agua para consumo humano y manipulación de alimentos y comidas "preparadas". Es un hecho comprobado que en todas las zonas urbanas donde se consume leche pasterizada o UHT, y en las que existe una red suficiente de alcantarillado, raramente se producen casos de tifus.