DORSO O ESPALDA
En la espalda tenemos como anatomía principal de esta región la columna vertebral y las costillas, de cuyos traumatismos ya hemos hablado.
La columna vertebral es una parte anatómica dura y que precisa un gran trauma para ser lesionada. Pero sí se afecta ante grandes esfuerzos, como puede ser la movilización de objetos pesados.
Inclinarse para levantar o mover algún objeto pesado puede producir un súbito "chasquido" o dolor agudo en cualquier sitio de la columna vertebral, desde la nuca hasta el coxis. Normalmente no se ha lesionado el hueso o vértebra, pero es una situación desagradable, pues nos inutiliza y nos causa una incapacidad temporal para todo movimiento, y esto, en zonas apartadas de la civilización, es un duro trance.
Las manipulaciones y maniobras sobre la columna, realizadas con un poco de sentido común pueden, en estas circunstancias, aliviarnos el dolor e incluso volvernos a poner en forma sin más trastornos.
Si el esfuerzo o mala postura ha motivado dolor en cervicales, es decir, en el cuello, la maniobra consiste en inclinar la cabeza hacia el pecho, procurando que el mentón llegue a tocarlo pero sin presionar.
Para realizarlo alguien se coloca detrás de la víctima y, sujetando la nuca con la mano izquierda y el mentón con la derecha, hace girar la cabeza unos noventa grados a cada lado, llevando después la cabeza atrás y adelante suavemente. La aplicación de pomadas o sprays antiinflamatorios, aliviará en pocas horas la distensión muscular o tortícolis, como también se denomina.
Si el dolor de columna se ha motivado en la parte central o dorsal (es la menos frecuente de lesionarse), lo más seguro es que se haya distendido toda la columna y entonces la maniobra consiste en "suspender" al individuo para procurar que se distiendan los músculos vertebrales. Esto lo conseguimos obrando de la siguiente forma: el socorrista debe ser más alto que la víctima para que de esta forma pueda levantarlo del suelo. Se coloca detrás del individuo lesionado, pasa los brazos por debajo de las axilas y luego lo comprime y levanta contra su pecho. De esta manera endereza la columna contra su pecho. No es extraño que en algunas ocasiones se oiga un "chasquido", señal de haberse colocado la parte lesionada.
Las lumbalgias de esfuerzo o posturales son nota dominante en las acampadas y marchas por nuestras planicies y montañas; son, como todas las distensiones, muy dolorosas e incapacitantes.
En el medio civilizado basta la mayoría de las veces un baño bien caliente para producir un alivio inmediato, pero alejados de las comunidades disponemos de una maniobra efectiva, como puede ser la denominada del "rodamiento".
La víctima debe ser colocada "boca arriba"; en términos médicos, la denominada posición "supina".
Comenzaremos por la pierna izquierda. por ejemplo, doblándola sobre el muslo y metiendo el pie en la pierna derecha, que se encuentra extendida. La persona que efectúa la maniobra se coloca en el lado derecho de la victima, sujeta fuertemente el hombro izquierdo contra el suelo y atrae la pierna doblada hacia sí, hasta tocar el suelo. Repite la misma acción con la pierna derecha, colocándose al lado contrario y sujetando el hombro contra el suelo del mismo lado.
Lo que pretendemos con ello es movilizar la columna lumbar y distender los músculos que la sujetan.
La aplicación de un buen masaje, spray o pomadas anti-inflamatorias puede darnos resultados espectaculares en pocas horas.
En nuestro botiquín no debe faltar pomada o spray anti-inflamatorio; antes era el denominado familiarmente "Tío de los Bigotes", o comercialmente conocido como "Linimento Sloan". En la actualidad el comercio dispone de relajantes y anti-inflamatorios mucho más efectivos y no tan desagradables por su olor y picazón a que dan lugar los de épocas anteriores.
Lo indicado, después de haber sufrido un accidente en la columna, sea traumatismo o simple lesión postural, es la realización de las maniobras antes mencionadas.
Inmediatamente después se procederá a la aplicación de la pomada o spray, colocando a la víctima en postura de reposo, boca arriba y sobre superficie dura.
Debe tenerse especial cuidado en la aplicación de las pomadas, pues al "frotar" la región afectada de forma intensa para que se absorba podemos provocar una irritación de la piel, tan molesta algunas veces como la lesión que tratamos de aliviar.
Debe hacerse suavemente, con la palma de la mano o un pañuelo fino, nunca con gasas o material que pueda raspar. La aplicación se hará cada seis u ocho horas y esto es válido para las pomadas y sprays.
Otra medida de precaución será, si usamos spray, el tapar los ojos de la víctima con un pañuelo si la aplicación se hace en región corporal próxima a los ojos; el socorrista debe asimismo tener precaución para que no se vea afectado en su vista. Es muy desagradable por la irritación y lagrimeo que provoca si se introduce en los ojos.
El lavado de manos después de las aplicaciones de pomada o bien de spray nos asegura la no introducción del medicamento, tanto en los ojos como su contacto con las mucosas de la boca o nariz a las cuales igualmente irrita.