AVISPAS, ABEJAS Y ABEJORROS: FRECUENTEMENTE LOS MAS AGRESIVOS
La gran variedad de insectos existentes en la naturaleza hace prácticamente imposible conocer la toxicidad y el nivel de reacción alérgica de cada uno de sus "venenos". El desencadenamiento de la anafilaxia en personas propensas puede ser realizado mediante contacto e inhalación de alergenos de insectos contenidos en el aire o las plantas y que pasan posteriormente a las vías respiratorias del paciente. Las secreciones salivares de moscas, mosquitos, chinches o piojos son capaces de originar reacciones generalmente localizadas, pero que en ciertos casos pueden llegar a ser generalizadas.
Sin embargo, parece evidente que la vía más frecuente de entrada de los "venenos" que nos ocupan es la producida por "picaduras" o mordeduras. Estadísticamente parecen ostentar los primeros puestos de "gravedad" las avispas, abejas, avispones y abejorros, pertenecientes a la categoría zoológica, "orden", de los himenópteros y a la sección aculeados. En estas especies el veneno, privativo de las hembras, es una combinación variable según las especies de dos glándulas abdominales principales situadas cerca del aguijón y que se llaman ácida y alcalina, respectivamente, por la naturaleza de las sustancias segregadas. En otras especies se citan hasta cuatro tipos complementarios de glándulas venenosas.
Aunque los detalles apasionantes de la fisiología entomológica de estas especies ha de ocuparnos más extensamente, hay que recalcar la variabilidad de acción de los venenos sobre distintos seres vivos. En mamíferos de gran tamaño y en el hombre solamente, contadas excepciones deben considerar enemigos mortales a estos insectos, cuya picadura, sin embargo, es mortal en muchos pájaros y otras criaturas de tamaño reducido.
Contrariamente en personas no sensibilizadas y que reciben accidentalmente una o muy contadas "picaduras", se ha demostrado la acción curativa de alguna de estas sustancias contra dolencias reumáticas, bronquíticas y catarrales, pero desde luego personalmente no nos parece nada aconsejable intentar una terapia de esta naturaleza, aun a pesar de tener constancia de no sufrir ningún tipo de sensibilidad alérgica a los venenos de estos himenópteros.