MORDEDURAS DE PERRO
Son las más frecuentes y graves. En la mayoría de los casos se localizan en el rostro, las manos y las heridas presentan en general bordes irregulares y magullados.
Los dientes del perro son portadores de numerosos gérmenes, aunque los principales riesgos son la rabia, el tétanos y los abscesos o flemones derivados de la infección en la zona mordida. Los microbios responsables de estas infecciones son más peligrosos cuando se trata de bacterias anaerobias, es decir, que se desarrollan mejor en ausencia de oxígeno. Por ello, así como para facilitar la limpieza de la herida, los médicos nunca suturan una mordedura de perro: los riesgos serían excesivos. Las posibles secuelas antiestéticas pueden repararse en una intervención quirúrgica posterior.
Las víctimas habituales de las mordeduras de perro son los niños, que no tienen miedo de los animales desconocidos y a menudo son mordidos en el rostro.
Otras víctimas típicas son los carteros, los repartidores, los vendedores a domicilio y todas las personas que por motivos profesionales entran en las casas ajenas: la presencia del propietario no siempre evita que el perro pretenda defender lo que considera su territorio. Además, muy a menudo el perro ha sido adiestrado para hacer precisamente eso, lo que dificulta aún más la prevención de los accidentes.
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