ERRORES HUMANOS
Cada persona está dotada de unas características físicas, psicológicas y sociales que determinan su comportamiento. Estas cualidades varían con el tiempo, en función del estado mental, el cansancio y la edad. No obstante, existen personas más dispuestas que otras a tener accidentes: hay quienes acumulan heridas, chichones y fracturas desde la infancia, mientras otras permanecen indemnes.
La adolescencia es muchas veces un período de imprudencia en el que se corren riesgos considerables. Para atraer la atención de un padre, de un amigo o de un profesor, y para afirmar la propia existencia en un mundo que parece indiferente, el adolescente trata con frecuencia de superar sus propios límites, de forma directa o, por ejemplo, con un vehículo motorizado. En ocasiones, estas hazañas se corresponden a una tendencia suicida más o menos consciente.
Sin embargo este comportamiento se reproduce a cualquier edad, sobre todo al volante de un automóvil.
La falta de atención, la perdida de concentración y la infracción de las normas de seguridad dependen de circunstancias muy diversas: cansancio, repetitividad de las situaciones, aburrimiento, exceso de confianza en uno mismo y en el coche, etc.
La falta de experiencia es muchas veces el origen de accidentes laborales, aunque también en el ámbito de las actividades de ocio como la vela, el esquí, los deportes de aventura y caza.