REFLEXOTERAPIA PODAL
La mayoría de las personas piensa que sus pies no son más que una parte de su cuerpo que sirve para moverse. Que, como todas las otras partes del cuerpo , deben cumplir su función nada más y no hacerse notar. Desde este aspecto debe parecer francamente increíble lo que afirmó la masajista americana Eunice D. Ingham en 1938:
" Los pies son el reflejo, la reproducción en miniatura, del cuerpo humano". En sus observaciones profesionales Ingham llegó a la teoría de que podía existir una conexión reflexiva entre todas las zonas orgánicas del cuerpo y los pies. A cada parte de la cabeza y el tronco le correspondería una zona determinada en el pie: en la planta, el empeine y en los lados del pie.
Si un órgano estuviera enfermo o sufriera algún trastorno, la zona correspondiente del pie dolería, cuando se apretara. Un masaje dirigido a estas zonas en varias sesiones tendría el efecto de transmitir unos estímulos curativos al interior del cuerpo, de aumentar el fluido linfático y de eliminar impurezas del metabolismo. Ingham opinó, que de esta manera los órganos podrían regenerarse otra vez.
La "terapia por zonas" del médico americano Dr. med. William H. Fitzgerald editada en el año 1913 inspiró a la masajista diplomada para sentar esta teoría. Fitzgerald se había dado cuenta de que podía aliviar dolores en unas partes determinadas del cuerpo, presionando las zonas respectivas de sus manos y dibujó un "mapa del cuerpo" de las zonas reflejas, que se extienden de pies a cabeza.
La señora Ingham pasó las zonas esquematizadas por él a los pies y dibujó un mapa exacto de las zonas reflejo de los pies. Descubrió que los pies reaccionan a la presión del masaje con más intensidad. Así que se puede considerar a Fitzgerald como precursor de la reflejoterapia en los pies, pero con el masaje de las zonas del pie, como lo conocemos hoy día, fue creado sobre todo por Eunice D. Ingham.