PROCEDIMIENTO
En una sesión no se tratan siempre los pies simultáneamente, sino uno tras otro. Con la punta del pulgar se trata milímetro a milímetro la zona refleja, que corresponde a un órgano trastornado, aumentando y reduciendo la presión.
Un hombre físicamente sano no siente dolores de ningún tipo durante el masaje en los pies, sino que lo experimenta como algo agradable y relajante. Un dolor punzante típico se siente sólo, si hay una enfermedad o un trastorno funcional. Por esto los masajistas no pueden prescindir de las reacciones del paciente; o sea que "los dolores durante un masaje no se deberían reprimir, sino manifestarse o exteriorizarse con claridad". Sin embargo, no se puede saber, a través de las zonas del pie ni de qué enfermedad del órgano se trata en particular, ni a qué se debe. O sea, que los resultados hallados no se pueden derivar unos diagnósticos médicos exactos, sino que sólo se pueden diagnosticar unos trastornos de índole general.
El olor, la tensión del tejido y el estado de la piel de los pies también dan información sobre dolencias existentes.