VIRUS INMUNODEFICIENCIA HUMANA


VIRUS INMUNODEFICIENCIA HUMANA Desde que se conoce la infección por el HIV ha llamado la atención la alta frecuencia de lesiones de la cavidad oral en los pacientes con este cuadro. Las lesiones orales asociadas a esta infección se resumen en la imagen superior.

Candidiasis oral. La candidiasis oral en pacientes infectados por el HIV es frecuente y aún más en aquellos que muestran un recuento de linfocitos CD4 positivos menor de 300/mL. Clínicamente las lesiones de candidiasis oral pueden adoptar diversos aspectos: a) el seudomembranoso, caracterizado por placas amarillentas o rojizas que se desprenden fácilmente con el rascado; b) una forma hiperplásica, que predomina en la mucosa bucal y cuyas lesiones no se desprenden con facilidad; c) una forma eritematosa que afecta, sobre todo, la mucosa lingual y le confiere un aspecto atrófico y, por último, d) una forma de queilitis angular, que se caracteriza por la presencia de fisuras localizadas de forma radial en los ángulos de la boca. La candidiasis oral es indicativa de un mal pronóstico, ya que entraña un alto riesgo de desarrollo del SIDA en un corto período de tiempo.

Gingivitis y periodontitis asociadas a la infección por HIV. En la población general, la gingivitis es una enfermedad de los ancianos que se caracteriza por la formación de bolsas alrededor de los dientes, con pérdida de hueso alveolar. Los pacientes infectados por el HIV desarrollan gingivitis a una edad mucho más temprana. Suelen presentar una franja eritematosa a lo largo de las encías, muy dolorosa, que tiene un curso progresivo, con amplias zonas de necrosis y destrucción del hueso. Puede afectar todos los dientes, siendo más frecuente en los incisivos inferiores y molares superiores. No existe relación entre el número de células CD4 positivas y el desarrollo de esta complicación, si bien la gingivitis es más frecuente en las fases avanzadas de la enfermedad. El tratamiento debe incluir una limpieza quirúrgica extensa, irrigación con povidona yodada al 10% y limpieza diaria con solución alcohólica de clorhexidina. En caso de amplia necrosis, está indicada la administración oral de metronidazol a dosis de 100 mg/12 h.

Herpes simple. La infección por el virus del herpes simple tipos 1 y 2 puede provocar úlceras herpéticas periorales y también perianales. Son de curso crónico y crecimiento lento y, si están presentes durante más de un mes, constituyen un criterio de definición de SIDA. La infección por el virus del herpes simple en los pacientes HIV positivos es tan frecuente que se considera que cualquier lesión ulcerocostrosa es de origen herpético hasta que se demuestre lo contrario. En ocasiones, las úlceras herpéticas pueden asociarse a una infección por citomegalovirus y/o histoplasma. En general, las úlceras herpéticas responden bien al tratamiento con aciclovir oral o intravenoso, si bien se han aislado cepas resistentes que requieren tratamiento con foscarnet.

Leucoplasia oral vellosa. Se trata de una hiperplasia epitelial inducida por el virus de Epstein-Barr en pacientes infectados por el HIV. Se observa en todos los grupos de riesgo y es muy específica para la infección por el HIV, si bien se ha descrito algún caso aislado en pacientes sometidos a trasplante. Las lesiones se localizan en las caras lateral y ventral de la lengua y, con menos frecuencia, en la mucosa bucal y en el paladar blando. Se presentan como placas blanquecinas, de superficie aterciopelada, en las que se pueden observar proyecciones filiformes. La leucoplasia vellosa raramente causa molestias. La mayoría de los pacientes que refieren dolor o sensación urente, tienen una infección concomitante por Candida, que es la responsable de la sintomatología. La leucoplasia vellosa no requiere tratamiento. Se ha visto, en ocasiones, que regresa cuando se ha administrado tratamiento con aciclovir por otras razones.

Sarcoma de Kaposi. Es un tumor maligno del endotelio vascular. En los pacientes con SIDA, el sarcoma de Kaposi es, en general, múltiple y puede aparecer en cualquier zona de la piel y órganos internos. La afectación oral es muy frecuente y en más del 40% de los casos constituye la forma de presentación. La localización más común es el paladar, al nivel del segundo molar, seguido de las encías, la orofaringe, la mucosa bucal y los labios. Clínicamente se presenta en forma de nódulos o placas de aspecto eritematoso-violáceo, que en las fases tardías se pueden ulcerar. En las fases iniciales, la imagen histológica corresponde a la proliferación de células fusocelulares que forman espacios vasculares poco definidos, acompañados de depósitos de hemosiderina y con infiltrado inflamatorio discreto. En las fases más avanzadas existe un patrón sarcomatoso más característico. La causa exacta del sarcoma de Kaposi es desconocida. El tratamiento puede incluir la aplicación de radioterapia a dosis de 1.500 rad, en 1 o 2 dosis, o la inyección intralesional de bleomicina, a una concentración de 0,1 mg/mL.
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