LESIONES PREMALIGNAS Y MALIGNAS
Queilitis actínica. Su forma crónica es el resultado de la exposición, excesiva y prolongada, a la luz solar. Afecta, predominantemente, al labio inferior. Clínicamente se observa una alteración de la mucosa labial, que adopta un aspecto blanco-plateado, descamativo, con áreas atróficas. La mucosa sangra con facilidad y suele existir un componente inflamatorio variable que altera el borde labial. La expresión clínica del carcinoma escamoso incipiente es superponible a la de la queilitis actínica, por lo que es imposible realizar el diagnóstico diferencial sin llevar a cabo un estudio histológico.
Histológicamente, la queilitis actínica muestra una alteración de la queratinización epidérmica normal, con hiperqueratosis y paraqueratosis focal, así como presencia de células disqueratósicas, localizadas predominantemente en el tercio inferior de la epidermis. El tratamiento consiste en la aplicación tópica de 5-fluorouracilo, crioterapia o, en los casos más extensos, extirpación quirúrgica mediante bermellectomía.
Estomatitis nicotínica. La mucosa oral de los fumadores presenta alteraciones que consisten, en las fases iniciales, en la aparición de lesiones inflamatorias, localizadas en el paladar. Luego se desarrollan lesiones nodulares de color blanquecino en las zonas de drenaje de las glándulas salivales menores.
Leucoplaquia. Aplicado a la mucosa oral, se trata de un término clínico descriptivo, que significa “mancha blanca”. Se utiliza para lesiones que no pueden ser desprendidas fácilmente con el rascado y que no presentan hallazgos clínicos o histológicos correspondientes a otras enfermedades de la mucosa oral, como el liquen plano o el nevo blanco espongiforme. La leucoplaquia se muestra como una placa blanquecina, bien definida, de bordes irregulares, de superficie rugosa o aterciopelada. Histológicamente, en más del 80% de los casos se traduce por una acantosis epidérmica con hiperqueratosis y ortoqueratosis, sin signos de atipia queratinocítica, descripción histológica de lo que se conoce como leucoqueratosis. Sólo el 20% de las leucoplaquias muestran una imagen histopatológica de lesión premaligna. El diagnóstico de leucoplaquia es clínico y no implica ningún diagnóstico histológico, siendo obligatoria la realización de una biopsia para descartar la existencia de una lesión, maligna o premaligna.
Eritroplasia. Consiste en la aparición de placas eritematosas bien circunscritas, de superficie aterciopelada, que pueden localizarse en cualquier zona de la mucosa. Histológicamente se descubre un epitelio con alto grado de atipia queratinocítica, pudiendo corresponder a un carcinoma intraepitelial o a un carcinoma escamoso invasivo. Antes de realizar la biopsia, es útil la aplicación de ácido acético al 5%, ya que permite determinar la extensión de la lesión. En la eritroplasia de la mucosa oral se recomienda realizar un tratamiento que asegure la destrucción de todo el tejido alterado, mediante coagulación o extirpación quirúrgica.
Carcinoma verrugoso de la cavidad oral. Constituye una variante del carcinoma escamoso. Se caracteriza por ser de crecimiento muy lento, con un aspecto clínico verrugoso, localmente invasivo, que afecta sobre todo a la mucosa oral y las encías. El diagnóstico clínico debe confirmarse mediante biopsia. El estudio histológico muestra una intensa papilomatosis epidérmica con buena queratinización y ausencia de atipia citológica. A diferencia del carcinoma escamoso convencional, el carcinoma verrugoso casi nunca produce metástasis en los ganglios linfáticos y nunca a distancia. El tratamiento de las lesiones debe ser quirúrgico. La radioterapia está contraindicada.
Carcinoma escamoso. Afecta principalmente a individuos de 50 a 70 años. Los factores de riesgo más importantes son el alcohol y el tabaco. También pueden intervenir factores dietéticos, pues hay una relación inversa con el consumo de frutas y vegetales y la incidencia de cáncer oral. En el seno de las lesiones se han descubierto fragmentos de DNA de papilomavirus y virus de Epstein-Barr, lo cual sugiere que la infección por estos virus puede contribuir al desarrollo de cáncer oral. El pronóstico es muy variable dependiendo del momento en que se realice el diagnóstico, ya que las lesiones de pequeño tamaño tienen un buen pronóstico, pero, por desgracia, la mayor parte de los pacientes consultan cuando la tumoración ya ha crecido y se ha hecho exofítica (ver imagen superior).
La localización más frecuente es el labio inferior. Se presenta como un nódulo ulcerado duro, con un importante componente inflamatorio. Con frecuencia los carcinomas de labio son multicéntricos, y más del 90% de los tumores son carcinomas escamosos, moderadamente diferenciados o bien diferenciados. El tratamiento quirúrgico (extirpación simple o bermellectomía) o la radioterapia ofrecen un porcentaje de curaciones superior al 90% a los 5 años.
La lengua constituye la localización más frecuente entre los que asientan en el interior de la cavidad oral. Clínicamente el tumor se presenta como un nódulo indurado y doloroso, a menudo ulcerado, que se localiza en el tercio anterior de la lengua, sobre todo en los bordes laterales. El pronóstico también depende del momento en que se establezca el diagnóstico. Es obligatorio realizar un estudio histológico de las lesiones sospechosas (una lesión nodular en la lengua es una neoplasia hasta que no se demuestre lo contrario). Los carcinomas epidermoides de úvula tienen peor pronóstico, ya que su diagnóstico se realiza más tarde.
Los pacientes con cáncer de mucosa oral tienen un alto riesgo de recidivas o de aparición de una segunda neoplasia. Por ello requieren un estrecho seguimiento. Asimismo, deben recibir una buena educación sanitaria para evitar factores de riesgo, como el alcohol y el tabaco. La administración de dosis altas de retinoides (50 mg/m2/día) disminuye la frecuencia de aparición de segundas neoplasias, pero no de recidivas. El cáncer oral se presenta en zonas de fácil acceso para el examen por parte del propio paciente, odontólogo o médico general. En más del 90% de los casos se origina en el suelo de la boca, la cara ventrolateral de la lengua y el paladar blando, por lo que las lesiones pueden reconocerse con relativa facilidad. En pacientes mayores de 50 años y consumidores de alcohol y tabaco debe realizarse un examen anual.
Melanoma maligno. El melanoma maligno de mucosas es raro. Se trata de un tumor agresivo con mal pronóstico, pues se asocia a una supervivencia media del 25% a los 5 años. El 70% de las lesiones aparecen de novo, mientras que alrededor del 30% surge sobre un nevo melanocítico preexistente. Las localizaciones más frecuentes son las encías y el paladar. Los melanomas son asintomáticos en las fases iniciales, mientras que en las tardías producen tumefacción y ulceración. El tratamiento es quirúrgico.