ASISTENCIA GERIÁTRICA
De acuerdo con el Libro Blanco sobre El médico y la tercera edad se entiende como asistencia geriátrica un conjunto de niveles de atención que, desde una óptica sanitaria y social, debe garantizar la calidad de vida de los ancianos habitantes de un área sectorizada, proporcionando respuestas adecuadas a las diferentes situaciones de enfermedad o de dificultad social que aquéllos presenten. Su objetivo prioritario es conseguir que el anciano permanezca, o se reintegre, en su domicilio habitual en suficientes condiciones de bienestar y seguridad.
Una asistencia geriátrica bien concebida implica la adopción de medidas políticas globales que contemplen aspectos extraordinariamente amplios y dispersos. Éstos incluyen puntos tan variados como un nivel adecuado de pensiones, unos servicios sociales lo más completos posible y pensados teniendo en cuenta la realidad del colectivo de ancianos al que van dirigidos, o unas medidas de política sanitaria que contribuyan a prevenir enfermedades, faciliten la asistencia integral al anciano cuando éstas se presenten y tengan en cuenta las enfermedades crónicas e incapacitantes a efectos de servicios específicos de recuperación, de residencias asistidas, etc. De acuerdo con ello, el “Plan Gerontológico Nacional” aprobado por el gobierno en 1993 pretende: “proporcionar a las personas mayores más atención global e integral, tanto en los aspectos sanitarios como sociales y familiares, coordinando los servicios y las actuaciones sanitarios con los servicios sociales dedicados a dicho colectivo”.
Por razones obvias aquí sólo se abordarán las cuestiones referidas a la asistencia sanitaria, y para ello se toman especialmente en consideración las recomendaciones del Consejo de Europa (1985), las de la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (Viena, 1982), las de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (1986) y las del Plan Gerontológico Nacional (1993).
La organización general de la asistencia geriátrica debe ser integral, con objetivos preventivos, asistenciales, rehabilitadores y sociales. Debe ser también, lo mismo que la del resto de la población, sectorizada, tanto en el medio rural como en el urbano, con áreas que abarquen, idealmente, unos 150.000-300.000 habitantes, lo que supone unos 20.000-40.000 ancianos. En cada sector cabe considerar, a efectos expositivos, una atención ambulatoria o primaria, una atención hospitalaria y una atención en las residencias asistidas que podríamos llamar posthospitalaria. Todos estos niveles asistenciales deben mantener entre sí una coordinación permanente, especialmente intensa entre los situados dentro de un mismo sector. En todo caso, debe tenerse en cuenta que el objetivo que persigue prioritariamente la geriatría es el mantenimiento del anciano en su propio domicilio y en buenas condiciones de salud tanto físicas como funcionales, psíquicas y sociales.