APOYO PSICOLÓGICO
En toda la actuación médica, sea diagnóstica o sobre todo terapéutica, es de extrema importancia el apoyo psicológicoque el médico presta a su paciente. Éste no debe ser tenido por puro objeto del interés diagnóstico y terapéutico, sino que es preciso que por parte del médico reciba la consideración de lo que es una persona. Las actitudes del médico durante el ejercicio de su profesión son captadas por el enfermo, el cual suele estar influido por ellas. Toda la actuación del facultativo puede fracasar estrepitosamente si no consigue establecer una correcta relación con su paciente. En ella, el médico deberá huir de las deformaciones viciosas en cualquiera de los extremos, sea una frialdad distante o bien una transferencia excesiva. Una buena relación médico-paciente se caracteriza por un componente afectivo en virtud del cual el médico desea el bien de su paciente, en concreto la curación de su enfermedad o el alivio de las molestias, y procura comprenderlo de modo global, no tan sólo en las facetas orgánicas, sino también psíquicas y anímicas. Parte de dicha relación es el riguroso cumplimiento del secreto médico, y la creciente confianza del paciente hacia su facultativo. Se trata, como señala LAÍN, de una relación amistosa, médicamente amistosa. Amistosa porque en ella entran todos los componentes de la amistad; médicamente amistosa porque tiene, como es lógico, las limitaciones que derivan de que se trata de una relación médica.
Un coadyuvante principal del apoyo psicológico es la palabra sugestiva. En efecto: "El verbo consolar no debe ser hoy entendido como pura acción humanitaria, sino como operación en alguna medida técnica, puesto que el consuelo del médico, si no cura, por lo menos alivia" (LAÍN). La psicoterapia verbal no será considerada como monopolio de los psiquiatras y psicoterapeutas, sino que debe ser sabiamente administrada por el médico general durante el ejercicio diario de su profesión. Una palabra adecuada del médico que muestra su comprensión y afecto hacia el paciente cura tanto las afecciones psíquicas como numerosas alteraciones orgánicas, particularmente de tipo funcional, que abundan en la medicina diaria.
En suma, la terapéutica debe ser integral y, por tanto, dirigirse al paciente en toda su dimensión de persona