ANEURISMAS ILÍACOS Y PERIFÉRICOS
Aneurismas ilíacos y periféricos.
Los aneurismas ilíacos suelen asociarse a los aórticos, mientras que su presentación aislada es muy poco frecuente.
De etiología habitualmente arteriosclerótica, sus manifestaciones y diagnóstico son similares a los de la aorta abdominal, y su tratamiento, quirúrgico. Los aneurismas periféricos se presentan, en la extremidad inferior, principalmente en las arterias poplíteas. Su etiología suele ser arteriosclerótica; afectan a pacientes de edad avanzada y con frecuencia son bilaterales. A diferencia de los aneurismas de los grandes vasos, la trombosis del saco, al igual que la embolia distal, se presenta a menudo con isquemia periférica grave, que puede llevar a la pérdida de la extremidad. El diagnóstico clínico se establece por la palpación de una masa pulsátil, pero este dato puede variar si se trombosa el saco. La ecografía y la ecografía Doppler confirman la sospecha. La TC y la angiografía pueden complementar la exploración. El diagnóstico diferencial debe establecerse con los tumores benignos de la región (lipomas, fibromas) y quistes de Baker. El tratamiento, quirúrgico, está indicado de acuerdo con las circunstancias de cada caso, consiste en la exclusión simple por ligadura, la ligadura con derivación o la resección y sustitución protésica (vena safena).
Los aneurismas de la extremidad superior, poco frecuentes, suelen ser de etiología traumática y en general se detectan fácilmente por su posición superficial. El diagnóstico se confirma con los métodos conocidos y su tratamiento es quirúrgico.
Los aneurismas carotídeos extracraneales son poco frecuentes y se presentan como dilataciones pulsátiles. Debe establecerse el diagnóstico diferencial con los quemodectomas (tumores del cuerpo carotídeo), las adenopatías regionales, y los kinkings o sinuosidades de la arteria carótida, muy frecuentes en esta zona. La ecografía Doppler permite valorar perfectamente estos aneurismas; la exploración puede completarse con TC, RM y angiografía. El tratamiento es quirúrgico y su objetivo principal es evitar las complicaciones embólicas.