VIRUELA
La enfermedad requiere de doce a catorce días para desarrollarse después de ocurrida la infección. Tres o cuatro días de indisposición pueden preceder a la invasión. Esta va seguida de un fuerte escalofrío, intenso dolor de cabeza, dolores agobiadores en la espalda y miembros, vómitos, fiebre, pérdida del apetito y a veces convulsiones. La fiebre se eleva de forma repentina, para después disminuye gradualmente hasta el cuarto día o cuando se presenta la erupción, momento cuando la temperatura pasa a ser normal o casi normal. Pero es precisamente en este perído, de aparente normalidad, cuando hay que extremar las precauciones. En tan sólo unos pocos días, la erupción se volverá pustulosa y la fiebre volverá a subir. La pápulas, parecidas a unos perdigones, aparecerán en la frente, el cuello y las muñecas. Paulatinamente, las pápulas se llenarán de líquido, que al principio es un suero claro, y se vuelven vesiculosas. Cada vesícula tiene varias bolsas, y si se las oprime con el dedo, el líquido saldrá tan sólo parcialmente, porque algunas de las bolsas no se revientan.