VARICELA
La varicela es una enfermedad extremadamente contagiosa y que suele presentarse en la infancia. El virus que produce la varicela puede llegar a producir en el adulto urticaria con síntomas similares. Al contrario de la rubéola, la varicela resulta fácil reconocerla, debido a que la erupción que causa es muy característica. En casos de varicela poco severos, la erupción que provoca se puede llegar a confundir con simples mordiscos o picaduras de pulga, pero en los casos más floridos, con cientos de manchas, el diagnóstico es más simple. En un principio, suelen aparecer en la zona de la boca y en la garganta, en donde se revientan causando, a veces, dolor e irritación. Luego, la erupción se va extendiendo hacia el tórax y en la cara. La erupción tiene tres fases distintas. Primero hay pequeñas manchas rojas o pápulas, que se parecen a picaduras de pulgas o mosquitos. No tardan en aparecer en estas manchas rojas pequeñas ampollas de agua que con el tiempo se secan y forman costras. Por regla general, no se forma una verdadera pústula, y en esto se difiere de la viruela. Como la erupción se presenta en rachas sucesivas, se dan a un mismo tiempo todas las formas de erupción: manchas rojas, ampollas y costras. A los pocos días, las escamas empiezan a caer y dejan una zona ligeramente enrojecida que pronto toma un color natural. Es muy rara la formación de hoyuelos después de la varicela. Una vez desaparecida la erupción, el restablecimiento es rápido.