TUBERCULOSIS
La tuberculosis es hoy en día muy poco frecuente en las sociedades desarrolladas, pero la infección puede presentarse en los niños que hayan estado en contacto con un enfermo. La persona expuesta a la enfermedad desarrolla una pequeña lesión infectada en el pulmón, así como una reacción en los ganglios linfáticos adyacentes. En la primera fase de la enfermedad, el estado del enfermo es aparentemente normal, pues en muchos casos las mismas defensas del organismo son capaces de combatir la infección. Normalmente, la lesión local sana por sí sola y no hay complicaciones, pero no siempre. En algunos casos esta lesión puede no curarse y la infección consigue extenderse, sobre todo en lactantes y en niños mal nutridos. Si la infección llega a extenderse localmente, todo el pulmón resultará afectado, llegando a provocar tuberculosis pulmonar. Pero si la infección llega a alcanzar el torrente sanguíneo, la enfermedad se extendería por todo el cuerpo. La meningitis tuberculosas, que infecta las proximidades del cerebro, es la manifestación más grave, aunque también puede declararse en los huesos, los riñones y otros órganos. En la India y en Africa son frecuentes los brotes de tuberculosis abdominal, que es muy difícil de diagnosticar. Sólo, a partir de una biopsia hepática, es decir, una extirpación quirúrgica de un trozo de hígado, para examinarlo bajo microscopio, es la medida más segura para descubrir las bacterias tuberculosas.