PARKINSON
La enfermedad de Parkinson es una afección, que se da con frecuencia en personas de edad avanzada, experimentando unos síntomas muy característicos, como el temblor de los miembros, rigidez y dificultad para realizar cierto tipo de movimientos. Cuando la enfermedad está en pleno desarrollo, las personas afectadas pueden manifestar una serie de trastornos asociados con el control de la circulación y transpiración. Son numerosas las investigaciones realizadas y las que están en marcha para poder saber cuáles son las causas de esta enfermedad. En la mayoría de los casos, el Parkinson se origina por un envejecimiento prematuro de células situadas en una zona profunda del cerebro, que se conoce como los ganglios basales. Estas células llegan a formar un complejo sistema de control, que coordina la actividad muscular. Así, el simple balanceo de los brazos al caminar, la expresión de la cara y la postura que adopta nuestros miembros cuando nos levantamos o caminamos son algunas de las actividades que se ven afectadas cuando se sufre de enfermedad de Parkinson. Las dificultades comienzan cuando estas células cerebrales se van muriendo prematuramente. El síntoma más característico es el temblor de las manos, que se acentúa cuando el brazo está inactivo. Los afectados experimentan dificultad al andar y provocan una postura anormal encorvada. E incluso, los músculos de la cara se llegan a sentir afectados, provocando que ésta no tenga expresión. Por el contrario, la inteligencia no se ve afectada, pero con el tiempo el paciente puede perder cierta capacidad para realizar funciones mentales superiores. Normalmente, este tipo de enfermedad suele ir acompañado de un descenso de la presión sanguínea. De ahí, que en varios pacientes se de la coincidencia de desmayos y de un habla torpe y distorsionada, provocada, precisamente, por el deterioro de los músculos.