NEUMONÍA
La neumonía es una infección del propio pulmón más que de las vías respiratorias. Esta infección puede aparecer de modo secundario después de otro trastorno, como el asma o la aspiración de algún cuerpo extraño, o bien puede seguir a otra infección, como el sarampión o la gripe. Esta infección secundaria recibe el nombre de bronconeumonía. Es mucho menos frecuente que la neumonía sea ocasionada por una infección directa, sobre todo hoy en día. El organismo responsable de la neumonía es normalmente una bacteria, pero en ocasiones los virus y unos microorganismos intermedios denominados micoplasmas pueden invadir los pulmones. La neumonía se manifiesta con una tos seca y muy fuerte y con fiebre más o menos alta, acompañado de la expulsión de esputos que suelen ser amarillos o verdes. Los niños a menudo se tragan los esputos en lugar de escupirlos. Si la infección es extensa, también pueden manifestar sensación de ahogo. La aparición de síntomas depende del motivo de la infección y del microorganismo responsable. Auscultando el pecho del niño, el médico puede descubrir la existencia de una infección, pero si se sospecha que se trata de una neumonía, solicitará una radiografía para ver la extensión del área infectada. Si el niño tiene esputos, enviará una muestra al laboratorio para identificar al microorganismo responsable de la infección. Probablemente, el niño será tratado con antibióticos y, por tanto, no será necesario que ingrese en el hospital. El médico también puede recomendar fisioterapia para que el pequeño aprenda a respirar correctamente para limpiar el pecho.