INSUFICIENCIA RENAL
Las alteraciones funcionales de riñón revisten gran gravedad y se manifiestan por síntomas muy variados: presencia de sangre en la orina (que adquiere un color rojo o pardo como la coca-cola), hinchazón de los tejidos por acúmulo de líquido, eliminación de cantidades muy escasas o excesivas de orina, etc...El caso más grave es la insuficiencia renal, por disminución del número de nefronas, que se debe a causas variadas (ciertas infecciones, arteriosclerosis, pérdida traumática o ausencia congénita de un riñón, obstrucción de las vías urinarias, etc...). Debido a una insuficiencia renal se acumulan productos tóxicos en la sangre y, aunque se puede vivir con un solo riñón sano o con los dos enfermos, el fracaso renal completo conduce a la muerte. la solución ideal es el trasplante de riñón, pero. en su defecto, estos pacientes deben acudir a un riñón artificial y someterse a una filtración periódica de la sangre, lo que se conoce como hemodiálisis.
Un riñón artificial básicamente consiste en un dializador, que es un recipiente conteniendo agua con diversas sustancias disueltas, tales como sales. La sangre del paciente, procedente de una arteria del brazo, pasa a través del dializador donde está separada del líquido de diálisis por una membrana de permeabilidad selectiva. Como en dicho líquido no hay urea, la mayor parte de esta sustancia difunde desde la sangre al líquido de la diálisis. Igualmente, la concentración del resto de las sustancias que permanezcan en la sangre, puede regularse controlando su concentración en el líquido de diálisis. La sangre que sale del dializador vuelve a ser introducida en el paciente; la hemodiálisis debe hacerse dos o tres veces por semana.