PROTEÍNAS NECESARIAS
A primera vista, la demanda de proteína no disminuye con la edad. A pesar de ello, el anciano suele reducir su ingesta, sea por las dificultades con que topa para abastecerse y preparar sus comidas, o simplemente por falta de recursos económicos.
La disminución de las calorías en la dieta del anciano debe acompañarse de un aumento relativo del contenido proteico de su alimentación. Determinados aminoácidos, tales como la metionina y la lisina, deben intervenir en mayor abundancia debido a las modificaciones que se producen en el funcionamiento del organismo del hombre entre los 50 y 70 años. Para las personas de edad avanzada que viven en familia y comparten la comida con los miembros de la misma, la minuta familiar resultará, las más de las veces, excesiva en calorías por ser calculada de acuerdo a las necesidades de los jóvenes. Lo más indicado en semejante situación será reemplazar la comida fuerte por un vaso de leche descremada. Si la persona vive sola, lo más cómoda para ella será aumentar el consumo de leche, queso y huevos en sustitución de la carne y el pescado. En ambos casos, importa que el consumo de calorías sea el adecuado, ya que las necesidades en proteínas vienen directamente condicionadas por el valor calórico de la alimentación.