NECESIDADES ESPECÍFICAS
Los hidratos de carbono son la fuente de energía esencial y más barata. Deben consumirse en un porcentaje muy alto en la alimentación, y aún más en el deportista, porque estos habrán de llenar los depósitos de glucógeno. Alrededor del 60% de las calorías ingeridas (3.000 al día) en la dieta de un deportista deberán obtenerse de los hidratos de carbono y de ellos la mayoría deben ser azúcares complejos (cereales, legumbres, pasta, pan, etc.) Esta proporción puede llegar a ser de hasta el 70% en los días de precompetición.
Las grasas deberán suponer el 30% del total de las calorías consumidas y la cantidad de energía aportada por las proteínas será del orden del 15%, lo que viene a corresponder a 1 gramo por kilo de peso corporal y día.
Respecto a los nutrientes no energéticos, el deportista debe prestar especial atención a dos minerales, estos son el potasio y el hierro. Es difícil que se produzca un déficit de estos si se mantiene un dieta equilibrada, pero si así sucediera el individuo sufriría una gran sensación de fatiga y en el caso del hierro su carencia daría lugar a la anemia ferropénica.
Por lo tanto, la alimentación del deportista ha de ser variada y equilibrada y permitirle no solo cubrir sus necesidades energéticas, sino también poder resistir una actividad muscular mayor que la habitual además de conseguir un rendimiento físico óptimo.
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