LA DIETA EN LA DIABETES MELLITUS
La diabetes mellitus, trastorno del metabolismo de la glucosa, se ha trasformado en una de las enfermedades crónicas más corrientes de los países desarrollados. La terapia dietética constituye parte del tratamiento de los enfermos diabéticos.
Las necesidades calóricas del adulto diabético no obeso son equiparables a las que experimenta un individuo normal de igual peso, edad, talla y actividad. Sin embargo, es conveniente que el diabético mantenga su peso a un nivel ligeramente inferior al deseable en condiciones normales. Así, por lo común se basa en una pauta de 30 a 35 calorías por kg. de peso corporal ideal (1750 a 2000 calorías para una mujer cuyo peso ideal sea 58 kg.).
Aproximadamente el 45% de la prescripción calórica suele obtenerse de los carbohidratos. En cuanto a las proteínas, la dieta para el diabético coincide con la del adulto normal: 0,9 g por kg. de peso corporal. Y una vez prescrita la cantidad de hidratos de carbono y de proteínas presentes en la dieta, cabe a las grasas el cometido de suministrar las restantes calorías necesarias, que serán del orden de 35 a 45%, siendo el médico el que decidirá cual es el tipo de grasa que integra la dieta del diabético.
La distribución del componente carbohidratado de la ingesta diaria es tan importante como su cantidad total. En el caso de los pacientes que no requieran insulina, los carbohidratos de la dieta se distribuyen por igual en las tres comidas del día, o cuatro, si así acostumbra. Este reparto tiene como objeto promover tanto como sea posible la presencia de un nivel constante de azúcar en sangre durante todo el día.
Para los pacientes en tratamiento con insulina de acción moderada (Lente y NPH), la distribución de los hidratos de carbono en la dieta diaria suele ser determinada por el médico. Por regla general, aproximadamente la mitad de la acción total es administrada con anterioridad al momento de máxima acción (pico), unas ocho horas después de la inyección; la otra mitad, lógicamente, después.