FACTORES SOCIOCULTURALES
Estos factores son tremendamente importantes: cada familia, cada región y cada país se caracterizan por hábitos alimentarios propios.
Los comportamientos alimentarios del círculo familiar condicionan al niño desde muy pequeño y se convierten en una de las bases de su identidad.
La elección de los alimentos. Cada cultura adopta un cereal básico; trigo, centeno, maíz, arroz o mijo, según los continentes, que se combina con otros alimentos en función del clima y la naturaleza del suelo del lugar de procedencia. La necesidad de cultivar y cocinar dicho cereal, caracteriza en buena parte la vida de cada sociedad, aunque hoy en día se está produciendo en los países ricos una progresiva modificación de los hábitos tradicionales.
La comida. El número, el ritmo, la frecuencia y la composición de las comidas constituyen elementos variables que caracterizan una sociedad en el espacio y el tiempo.
En España, a comienzos de siglo los campesinos tomaban cinco o seis comidas al día; hoy en día, en las zonas urbanas, en cambio se tiende cada vez más a reducir estas comidas, sacrificando tanto el desayuno como la merienda. En Asia y África, las comidas fundamentales son dos, por la mañana temprano y por la noche, entre las cuales se intercalan pequeños refrigerios durante la jornada. En Estados Unidos, las comidas tienden a ser sustituidas por pequeños tentempiés aislados consumidos a horarios no fijos.
Los tabúes alimentarios. Ya sean colectivos, como la abstinencia de la carne de cerdo en las religiones islámica y judía, o individuales, como el rechazo de la carne por parte de los vegetarianos, cada sociedad posee sus tabúes. Algunos tienen sus raíces en la familia, en un oficio o en una condición, como la prohibición de los huevos a las mujeres embarazadas en África occidental. En cualquier caso, se trata por lo general de unas reglas que tienen un valor de identidad social o cultural más que higiénico y sanitario.
