FACTORES PSICOSENSORIALES
El apetito es una sensación agradable que se acompaña de una abundante secreción de jugos gástricos. No se relaciona con una carencia real de azúcar o una necesidad fisiológica de alimento, porque las reservas del organismo son suficientes para una semana entera. El apetito es más bien la expresión del ritmo biológico, auténtico reloj interno, determinado también por los hábitos adquiridos en la infancia.
El hambre es una sensación desagradable, dolorosa, imperiosa, que puede acompañarse, según la intensidad, de dolor de estómago y de cierta angustia de no encontrar alimento. En estas condiciones, la persona es capaz de ingerir cualquier cosa, incluidos los alimentos que en general prefiere evitar. El hambre puede deberse al ayuno, aunque también a emociones o modificaciones hormonales. La desnutrición nunca se acompaña de hambre.
La saciedad es lo contrario del apetito: consiste en una sensación de plenitud, de inapetencia momentánea incluso por los alimentos más apreciados. Esta sensación se ve favorecida por el aumento de concentración en la sangre de los aminoácidos producidos por la digestión.