PREVENCIÓN DE LA INSOLACIÓN GRAVE
Parece evidente que lo mejor es evitar la insolación mediante las reglas de sentido común antes apuntadas, pero durante las vacaciones veraniegas las actividades desarrolladas al aire libre que se conocen como ocio activo y el disfrute del aire puro, del sol, suele ser tomado ansiosamente y provoca las condiciones óptimas que pueden conducir al accidente.
Los calambres de los miembros inferiores y del abdomen. que pueden presentarse después de la realización de ejercicios fuertes y prolongados durante un día soleado y caluroso, son formas leves de insolación que fácilmente se alivian, en general, mediante la ingestión de una solución salina que puede hacerse disolviendo una cucharadita de sal común en un vaso grande de agua.
En la mayoría de los casos, tomando esta disolución casera y colocando al afectado en un lugar fresco durante algunas horas suele resolverse el problema, pero no deben reiterarse las condiciones que provocaron la insolación para que no se presente una "recaída" grave.
La forma más adecuada de evitar recurrencias consiste en ingerir líquidos con abundancia de sales (en concentración aproximada del 1 por 100).
Normalmente cualquier persona no dedicada a una actividad deportiva tiene una vida sedentaria que suele "alterarse" con la práctica esporádica de ejercicios inadecuados sin el necesario entrenamiento, conduncentes en muchos casos al agotamiento, pérdida de líquidos por sudoración excesiva sin la reposición adecuada. Esto motiva sed intensa, escasez de orina, cansancio general y fiebre. El reposo durante veinticuatro horas y la ingestión de zumos de frutas, Iíquidos con sales fisiológicas, etc... suele ser suficiente para asegurar la recuperación.
El "síncope" o pérdida de conocimiento, que también puede ocurrir tras una larga permanencia al sol, es consecuencia de una "bajada de tensión" y subsiguiente falta de oxígeno en el cerebro. El auxilio inmediato ha de consistir en desabrigar a la víctima si tuviera demasiada ropa, tumbarla "boca arriba" con la cabeza más baja que el resto del cuerpo y mantenerla en lugar fresco y aireado.
La propensión individual a la insolación es muy variable según las condiciones personales de la víctima, pero la apariencia de salud física no asegura la inmunidad de la persona. Los jóvenes deportistas, vigorosos y fuertes, pueden sufrir insolaciones graves al "aguantar" más los síntomas previos y molestias iniciales que suelen predecir el "golpe de calor".
