MASAJE CARDIACO
La parada cardíaca o detención circulatoria puede producirse por múltiples causas, pero la sintomatología suele resultar casi idéntica: pérdida de consciencia del paciente que no reacciona aparentemente ante ningún estímulo exterior. Ausencia de pulso radial o carotidial. Cese de movimientos respiratorios. Falta de reflejo "pupilar" a la luz. Normalmente, cuando a cualquier persona se le abren los párpados, la pupila reacciona contrayéndose hasta hacerse puntiforme como respuesta refleja a una luz intensa. Cuando existe coma profundo o parada cardíaca, la pupila no reacciona y continúa dilatada o "enmidriasis".
Estos síntomas recomiendan la iniciación rápida de reanimación y masaje cardíaco, que, sin embargo, está contraindicado en heridas perforantes de tórax, en traumatismos costales con fracturas probables y en neumotórax.
La aplicación de masaje extratorácico debe iniciarse con la víctima en decúbito supino (tumbada sobre su espalda) sobre una superficie dura y sin almohada, como para practicar la reanimación "boca a boca".
El socorrista debe actuar con los brazos extendidos y ejercer una fuerza vertical con la palma de la mano, mientras que la otra empuja siguiendo la misma dirección de fuerza aplicada en la parte baja del esternón.
Es conveniente que la fuerza de las compresiones rítmicas resulte suficientemente intensa (se calcula que una fuerza de 25 a 50 kg. Iogra aproximar el esternón a unos 4 ó 5 centímetros de la columna vertebral, lo que incita al corazón a la continuación refleja de sus latidos).
La frecuencia de las compresiones en un adulto será de 70 a 80 por minuto, debiendo aplicarse acompasadas con los movimientos de la respiración artificial en la proporción de tres a 15. (Por cada tres insuflaciones deben aplicarse 15 compresiones externales).
Cada dos minutos se comprobará si ha retornado el pulso cardíaco y otros signos vitales favorables, de la reanimación del accidentado.
Cuando el enfermo no manifiesta síntomas de recuperación tras diez minutos de maniobras de reanimación, las esperanzas de lograr su salvamento disminuyen a cada minuto que transcurra.
