LA MODERNA CAJA DE, PANDORA
Tanto en la ciudad como en el campo, en plena naturaleza, se pueden producir penosos accidentes propiciados por la ingestión o administración inadecuada e inadvertido de productos farmacéuticos, de lo que comúnmente se denominan "medicinas".
A pesar de las campañas reiteradas respecto a las preocupaciones que deben presidir el manejo y empleo de productos tóxicos y de la popular frase "Manténgase alejado del alcance de los niños", la utilización de armarios-botiquín, donde se guarden bajo llave todos estos productos, resulta factible, aunque desgraciadamente poco extendida en ciudades y poblaciones culturalmente desarrolladas. Durante las excursiones más o menos prolongadas, las salidas "familiares" al monte y las vacaciones en lugares diferentes del que constituye la residencia habitual, numerosas personas sometidas a tratamiento médico que no tienen por qué prescindir de estas actividades, llevan en su equipaje, en su bolsa, con frecuencia en pastilleros artísticos, pequeñas joyas de orfebrería, las medicinas necesarias para su tratamiento. Pastillas de colores diferentes y tamaños diversos, cuya dosificación e indicaciones tal vez conoce el usuario, pero que fuera de sus envases originales, sin folletos explicativos de composición ni dosis, son "venenos en potencia" para quien por curiosidad las encuentre y pueda ingerirlas.
Los niños parecen las víctimas más frecuentes en este tipo de sucesos. Su curiosidad innata les lleva "irresistiblemente" a explorar la mochila, el morral o la bolsa abandonada, junto al resto del equipo que se ha trasladado a la zona silvestre, en donde hemos decidido realizar la excursión. Si además de esa bolsa, aunque de otros compartimientos, se les ha ofrecido algún caramelo, una golosina, galleta o chocolatina, el pequeño intentará conseguir por sí mismo la dulce recompensa a su esfuerzo que antes le había ofrecido alguna persona mayor.
Estas intoxicaciones medicamentosas accidentales más frecuentes de lo que a primera vista pudieran parecer, revisten mayor gravedad en zonas rurales o agrestes, lejos de los centros hospitalarios de asistencia clínica, y el problema se complica mucho más en las "intoxicaciones cruzadas" debidas a la acción de fármacos diversos que pueden integrar la medicación prescrita a un paciente, generalmente de edad avanzada.
Si los bolsos de las señoras parecen un "imán" de alta potencia para los niños de corta edad, y durante las visitas de cortesía en las ciudades pueden producirse este tipo de accidentes, hemos de insistir en la probabilidad de que ocurran también durante un día de excursión en el campo.