HERIDAS POR ANZUELOS
Aunque normalmente se registran con mayor frecuencia en simples amantes de los espacios abiertos, aprendices de técnicas de supervivencia y a "pescadores ocasionales", también pueden ocurrir a los más avezados técnicos en las artes de la red, la nasa, el arpón, el sedal o la caña. Dos factores, por lo tanto, provocan con mayor frecuencia este tipo de accidentes, la inexperiencia y el descuido.
Las manos suelen padecer el mayor porcentaje de lesiones, y en las manos, los dedos índice y pulgar de la mano izquierda para las personas diestras. El arponcillo del anzuelo encuentra alojamiento indeseable en la parte más carnosa de los dedos, especialmente los indicados anteriormente, que vulgarmente se denomina "yema".
Estas heridas incisas producidas por el arponcillo, el extremo, de los anzuelos tienen el inconveniente de resultar muy dolorosas no sólo por el mero hecho de la introducción en el tejido, en la carne, de la persona lesionada, sino por la dificultad que entraña su extracción, que siempre ha de ser realizada por expertos o personas conocedoras de algunos pequeños "trucos sanitarios". Los intentos de extracción de un anzuelo por simple tracción pueden producir desgarros y heridas importantes, hasta el punto de trocar una ligera lesión en una auténtica "carnicería".