HEMORRAGIAS EXTERNAS MASIVAS
La importancia de reducir las hemorragias masivas en primer lugar se debe a las enormes pérdidas sanguíneas que implica cada segundo de demora y que pueden conducir a un "shock" hemorrágico si se prolonga la salida del líquido sanguíneo. La cohibición de esta pérdida dependerá de la situación anatómica donde se encuentre la herida, por lo que ha de seguirse diferentes pautas de actuación.
a) Vendajes compresivos y otros medios como el "torniquete"
Este tipo de medios sólo son aplicables cuando la herida sangrante se ubica en un miembro, brazos o piernas y además han de guardarse una serie de precauciones elementales que se aprenden en los cursos de socorrismo y que parecen desconocer casi todos los directores y guionistas cinematográficos. Las compresiones sólo pueden hacerse, cuando sea posible, con vendas de goma de 8 a 10 centímetros de anchura o bien con torniquetes de lana, algodón, jirones de tela que no tengan calibre fino, etc. Los hilos resistentes, sedales, alambres etc., se clavan en la carne y pueden llegar a producir cortes gravísimos.
Además, los torniquetes o compresiones circunferenciales sólo pueden mantenerse un tiempo máximo no superior a dos o tres horas y cuidando, de veinte en veinte minutos, en aflojar la presión para restablecer la circulación, aunque durante esos instantes se reanude violentamente la hemorragia.
b) Compresiones digitales
Este tipo de apoyos se realiza cuando se han lesionado arterias de recorrido superficial y fácil localización anatómica. Ha de darse además la circunstancia de tener un soporte rígido sobre el cual efectuar la presión. Como ejemplos típicos suelen citarse las arterias femoral y carótida. La primera fácil de comprimir contra el fémur a nivel del triángulo de Scarpa, en la parte interna del muslo, mientras la carótida, ubicada en el lateral del cuello, puede ser "apretada" sobre el soporte de la columna cervical.
Las hemorragias arteriales pulsátiles de la pantorrilla y los muslos, así como las de brazos y antebrazos, casi siempre dejan de sangrar si se tapona la herida mediante un vendaje compresivo realizado con una venda de 2.5 x 5 cm., presionado con otra venda de 5 x 10 cm., que dará sucesivas vueltas al miembro.
c) Taponamiento postural
Adecuado para ciertas hemorragias venosas, que se distinguen de las arteriales por no ser pulsatiles (no sangran al ritmo del pulso) y en las que suele contribuir a contener la pérdida de sangre, elevar el miembro por encima del corazón, mientras se efectúa un vendaje compresivo.