FACTORES DE RIESGO


Cuando tratamos de "factores de riesgo", conviene explicar sucintamente su significado y la valoración de los mismos subsiguiente a la "ficha médica".
Predisposición hereditaria. Aunque las leyes de la genética sólo califican como hereditarias un relativamente escaso número de alteraciones y enfermedades humanas, la experiencia médica y clínica nos demuestra, cuando menos, la existencia de "tendencias estadísticas" hacia una reproducción de algunas anomalías patológicas en individuos que hayan tenido en su familia casos reiterados de la misma y sobre todo cuando estos sujetos se encuentran en situaciones "predisponentes" por sus hábitos y medio ambiente.
Predisposición orgánica fisiológica. Este tipo de "factores de riesgo" pueden ser ocasionales o permanentes, según que sus causas se deban a enfermedades o alteraciones funcionales suceptibles de variar y/o curarse completamente.
El embarazo es una clase de situación ocasional que provoca en la mujer cambios fisiológicos y morfológicos limitantes en la práctica deportiva y que no impide, una vez finalizado este período, su reinicio tras la adaptación correspondiente. La persona de cualquier, edad que tenga una presión sanguínea superior a 160 milímetros de máxima y 95 milímetros de presión mínima, debe tener sumo cuidado con los esfuerzos físicos de cualquier tipo que realice.
Las alteraciones metabólicas, como colesterina, superior a 250 mg. por 100; ácido úrico en suero, superior a 7 mg. por 100 o más; glucosa (azúcar), superior a 1,20 gramos por 100, pueden, por motivo de esfuerzos superiores a lo que estamos habituados, descompensarse y dar lugar a alteraciones graves para nuestro organismo.
Son igualmente factores de riesgo la existencia comprobada con electrocardiogramas de alteraciones del corazón, bien en sus válvulas, conducción eléctrica o en la irrigación vascular, pues como ocurre con las constantes metabólicas, los esfuerzos inadecuados en estas personas son causa fundamental de alteraciones y descompensaciones graves para el individuo.
Se ha descrito la exploración previa a todo ejercicio físico, se ha determinado y planificado el ejercicio adecuado a la persona y vamos a iniciarnos de forma continuada en ellos, pero es muy importante que se advierta, sobre todo a las personas con vida sedentaria, que los ejercicios que se inician deben irse dosificando de forma lenta y continuada, que no se adelanta nada acelerando esfuerzos que nuestro organismo no puede aguantar en cierto tiempo.
Para las personas en la "tercera edad" que se han convencido que una vida sana se inicia y continúa con la práctica de un ejercicio al aire libre, que un paseo por el campo es sano y agiliza la mente y el cuerpo, es bueno advertirles que para que no ocurra ningún percance desagradable su adaptación a este esfuerzo puede llevarles un período de seis u ocho semanas, de esta forma su espíritu de superación no decae y logran continuar su esfuerzo.
Para aquellas otras personas a las que les está recomendado el iniciarse con ejercicios moderados, como son todos los que presentan signos de alto riesgo y los comprendidos en edades superiores a los treinta y cinco años sin experiencia de esfuerzos físicos, es importante indicarles que se logra una adaptación razonable y rápida con tres días de ejercicios por semana.

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