EL CUIDADO DE LA PIEL ANTE AFECCIONES DÉRMICAS
Consecuencia de manifestaciones alérgicas, infecciosas o como simples irritaciones en casi todos los viajes, y con mayor frecuencia en aquellos desplazamientos largos a regiones y países extraños, cálidos o tropicales, suelen producirse todo tipo de molestias y auténticas enfermedades de la piel, que deben recibir la necesaria atención, y, cuando sea posible, las medidas preventivas más eficaces.
Una insolación trivial puede originar trastornos muy molestos en la piel y favorecer la entrada de otras enfermedades más peligrosas. Estos "golpes de sol", relativamente comunes en zonas de alta insolación y sobre personas poco habituadas, con "escaso bronceado" o faltas de pigmentos melánicos, pueden ser evitados con unas simples y sencillas medidas preventivas:
1. Iniciar la habituación al sol con exposiciones cortas y, en ciertos casos, empleando cremas protectoras con alto "índice de filtrado" de las radiaciones solares más peligrosas. Un bronceado progresivo crea una pantalla natural que nos protegerá de las exposiciones más largas y violentas. Además este bronceado natural constituye en muchos casos una barrera suplementaria contra infinidad de infecciones cutáneas: sarpullidos y micosis.
2. Emplear ropas adecuadas a cada situación y clima, de tejido y colores especiales, así como prendas interiores de fibras vegetales, finas y absorbentes, capaces de empapar el sudor y proteger las partes más sensibles del cuerpo.
3. Efectuar, cuando sea posible, cambio diario de ropa interior por otras limpias y secas, que guarden una barrera artificial contra los rayos solares.